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sábado, 29 de abril de 2017

Ruud & Anneka-Otra historia de Amor



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Anneke era muy guapa y lo sabía. Le gustaba presumir y seducir a los hombres que irremediablemente se veían atrapados por su belleza. Pero nunca había hecho daño a nadie. Sin embargo, todo cambió hace unos pocos días.
Yo, siempre había sido un muchacho gordo y torpe al que todos rechazaban, todos menos Ruud al que siempre deberé el favor que me hizo. 
Ruud tenía el poder de la posesión de espíritu. Era capaz de cambiar de cuerpo con otra persona y quedarse en su nuevo cuerpo a vivir la vida de la persona poseída. Era un poder maravilloso pero autodestructivo. El espíritu de Ruud sufría terriblemente en cada posesión, sentía que el alma se le hacía vieja y si por error elegía un cuerpo inadecuado, Ruud corría el riesgo de morir entre grandes dolores.
Desde que Ruud poseyó el cuerpo de Aldert, los dos habíamos vivido juntos y felices. Yo era el amigo de Aldert y fui el amante de Ruud cuando este habitó en su cuerpo. Yo no era homosexual, pero el encanto de Ruud era irresistible y empecé a portarme como si también lo fuera por el inmenso placer de poder acariciarlo.
A Ruud no parecía importarle mi aspecto físico y disfrutaba de nuestros encuentros amorosos. Con el tiempo descubrí que Ruud tampoco era homosexual, pero me amaba tanto que cambió de cuerpo con Aldert por estar a mi lado. También supe que el cuerpo de Aldert era corrosivo para él, cada día sufría más para mantener el control, los dolores eran enormes y su alma se debilitaba cada vez más rápidamente. Pero Ruud estaba dispuesto a morir en ese cuerpo para poder acompañarme.
Por aquella época fue cuando Anneke empezó a mostrarse como la puta que ya estaba empezando a ser. Yo no lo sabía, simplemente disfrutaba de la atención de la chica más guapa de la ciudad que por algún capricho del destino parecía atraída por alguien tan repelente como yo. Desde el comienzo intentó destruir mi relación con Ruud. Esta chica que siempre me había ignorado comenzó a llamarme por teléfono todos los días proponiéndome citas y que acudiéramos juntos a fiestas. Al principio yo no aceptaba por temor a que me hiciera daño, pero poco a poco dejé de desconfiar de un amor tan extraño y caí víctima de sus encantos.
Aprovechó la confianza que tenía en ella para invitarme a una cena privada en su casa. Cenar con Anneke era el sueño dorado de todos los chicos del barrio y, curiosamente, me la ofrecía a mí, a alguien al que no saludaban ni las mujeres más viejas y feas de mí barrio. Y a pesar de lo raro de la situación yo fui tan tonto que acepté la oferta.
Cuando llegó el día de la cita JRuud estaba más triste y pensativo que nunca, sólo me habló para decirme que “aceptaba cualquier cosa que me hiciera ilusión, y que si yo era feliz también lo sería él” Y se ofreció a llevarme en su propio coche a la morada de Anneke. Salimos temprano, paró el coche junto a la puerta y me abrió la puerta de su vehículo. Me despedí de él y entré a la casa de Anneke, cuando me alejaba creí verlo llorar.
Anneke se portó como la dama que aparentaba ser. La noche era perfecta, comimos poco, pero bebimos mucho champagne. Tras terminar la cena me pidió que me desnudara. No podía creerme tanta suerte, era demasiado bueno lo que me estaba pasando. Sin esperar a que me lo repitiera comencé a quitarme la ropa. Estaba casi desnudo, tan sólo me quedaba una camiseta ridícula cuando Anneke se acercó a mí lado y dio un grito. De repente aparecieron 4 o 5 compañeros del Instituto con cámaras de video y haciéndome fotos mientras se reían. El ruido era estruendoso, pero la que me hizo llorar fueron las carcajadas de Anneke. A medio vestir salí corriendo de su casa y ya en la calle me encontré con Ruud, que había decidido quedarse toda la noche para devolverme a casa cuando terminara la cita. Entre sollozos le conté lo que me había pasado y cuanto odiaba a Anneke. Entonces me puso las manos en mi cabeza, por un momento noté como el mundo giraba a mi alrededor y cuando paró de moverse descubrí que había cambiado de cuerpo con Ruud. Este me miró seriamente con mis antiguos ojitos y me dijo, no es Anneke quien te ha hecho daño.
Mientras Ruud decía esto pasaron a nuestro lado los tipos que me habían sorprendido mostrando unos a otros fotos y videos en los móviles mientras continuaban riendo.
Sin pensarlo más, Ruud furioso cruzó la puerta del apartamento de Anneke que aún continuaba abierta.
Ha vuelto el gordo murmuró sonriente Anneke. ¿Quieres que me burle aún más de ti?
No te burlarás de nadie más, no te mereces el cuerpo de Anneke. No sé quién eres, pero sé que tienes el poder del cambio de almas.
¿Tú me preguntas quién soy? Yo soy Aldert Me robaron mi cuerpo para que Ruud pudiera estar contigo, pero me dejaron en un cuerpo que había aprendido el poder del cambio de cuerpos y lo utilicé para cambiar con Anneke y poder vengarme de ti y de Ruud
-Yo no soy el que parezco
- ¿Entonces quién eres? Preguntó Aldert mientras Ruud le agarraba la cabeza con ambas manos
-Yo soy tú
El apartamento pareció dar vueltas sobre ambos cambiadores de cuerpo. Y cuando paró los dos cayeron al suelo. En ese momento entré yo. Aldert parecía muerto en mi cuerpo y Anneke de rodillas me alargó la mano pidiendo que la cogiera. Así lo hice. Con ojos llorosos, Ruud me contó que un cambiador de almas jamás puede poseer a otro cambiador porque sus cuerpos se rechazan como los polos negativos de dos imanes. Me dijo que sentía cercana la muerte, pero que antes de que llegara quería hacerme un último favor. 
Yo también me puse de rodillas, soltó mi mano y agarró mi cabeza. De nuevo sentí como la habitación se movía a mi alrededor. Cuando todo se detuvo me encontraba en el suelo mirando al cuerpo de Aldert vomitando sangre.
-Quería morir en el cuerpo en el que tanto te amé.
Me llevé la mano al pecho y toqué los senos de Anneke. Mis manos eran finas y delicadas, mi pelo largo y rubio. Yo era Anneke
-Pero me muero feliz. Te dejo en un cuerpo con el que podrás amar a todos los hombres que quieras y es de tanta belleza que podrás elegir entre ellos.
No pude soportar más el dolor y acercando mi boca a la suya le di el primer beso heterosexual de mi vida. Fue el más intenso, el más sentido y el último a ese hombre. Porque antes de que despegara los labios Ruud murió.

Han pasado más de 4 años desde aquel beso. En el cuerpo de Anneke empecé una nueva vida, conseguí doctorarme en derecho, fui elegida Reina de la fiesta de graduación y me contrataron en el mejor despacho de abogados del país. Mi vida hubiera sido perfecta si no fuera por el detalle de que nunca quise amar a ningún hombre, ni mujer, por respeto a la memoria de Ruud. Hasta que un día se me acercó un hombre, por el que nada más conocerlo sentí una gran atracción física y psíquica. No entiendo el motivo, pero nada más verlo deseé besarlo como había besado a Ruud. Luego supe el porqué.
-Tú tienes mi cuerpo, yo soy Anneke y el hombre que estaba en el cuerpo de Ruud me robó el mío.
Le conté la triste historia de la muerte de Jenken y Aldert.
Anneke hizo un gesto de resignación con la cabeza y me dijo:
-No me importa. Me gusta ser hombre y hacer el amor a chicas tan guapas como tú. ¿te gustaría follar conmigo? Me acarició los pechos y continuó susurrando: “Te aviso que ese cuerpo lo conozco perfectamente y que puedo hacer que sientas cosas que ni siquiera tú puedes soñar.
Sonreí y le pedí que me lo demostrara.
Sabía que había encontrado el cuerpo de nacimiento de Ruud y viviendo en él estaba el que iba a ser el hombre de mi vida.
 

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