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lunes, 29 de junio de 2020

Las 3:33 de la mañana (1ª Parte de 2)


A ti también te ha pasado y aunque no quieres reconocerlo sabes que es verdad. Te has despertado a las 3:33 AM. Todos nos hemos despertado a esa hora demoníacacon el corazón palpitando de forma alocada. Porque 3:33 es la mitad de 666 el número del Apocalipsis, es el reverso de las 3:33 PM, la hora en que murió Jesús el Cristo, y son los dígitos que controlan nuestra vida. Porque a las 3:33 se difumina la frontera entre los vivos y los muertos, y también, entre los muertos y los vivos
Desde hace varias semanas despierto jadeando de miedo a las 3:33 de la mañana. Las luces de mi dormitorio continúan apagadas y aunque estoy aterrado no puedo mover mis brazos para prenderlas. No puedo ver nada, pero puedo escachar el respirar profundo e inquietante de alguien que me observa desde la penumbra. Quiero gritar, levantarme de la cama y huir. Pero no puedo, me quedo allí paralizado, escuchando como se acerca y sintiendo como acaricia mi pelo. Así me quedo durante horas hasta que la luz del amanecer deshace las sombras y puedo moverme y escapar de esa pesadilla.
El terror me impidió dormir durante varios días. Dejaba las lámparas encendidas y me sentaba en la cama esperando que llegara la hora de los muertos. Pero nada sucedía. La luz parecía ahuyentar las presencias terribles que me acosaban a las 3:33 de la mañana.

viernes, 26 de junio de 2020

Mandala

Esta es una cap por petición.
La persona que me la pidió me parece muy espiritual y reflexiva por eso he optado por un guión tan extraño.


Creí que me iba a reventar la cabeza cuando vi a Carmen besando a Vaneza. No podía ser cierto, no debía ser cierto. Quería correr hacia ella y romper la boca pecadora, quería matar a Carmen. Pero no podía, las quería demasiado para hacerles ningún mal. Me quedé sentado en el suelo con la cabeza entre las piernas y llorando como un perro apaleado.

miércoles, 17 de junio de 2020

Las Vecinas del Tercero (Historia en 2 captions)

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Yo vi nacer a las cuatro hijas de mi vecina del tercero.
Ana, que así se llamaba la madre, me pidió que la acompañara. Era soltera y no quería sentirse sola en los mejores momentos de su vida. Así que estuve a su lado durante el parto de sus cuatro hijas.
Nunca quiso revelar quien era el padre, por eso no nunca se lo pregunté. Me limitaba a sentarme a su lado en el quirófano, a agarrarle la mano y a sonreír cada vez que una de las recién nacidas lloraba por primera vez. Después, Ana les pedía a los médicos que me permitieran sostenerlas entre mis brazos. Si para Ana eran los mejores momentos de su vida, tengo que reconocer que para mí también lo fueron. Sentía que esos instantes en que acunaba a esas criaturas tan pequeñitas era lo que daba sentido a mi existencia.

viernes, 12 de junio de 2020

La Loca de la Estación (historia en 2 captions)

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Dicen que los niños son las personas más crueles. Y es cierto. Puedo afirmarlo porque yo también fui un niño cruel. Era un niño malvado, sin piedad, ni consideración para nadie.
Disfrutaba humillando al gordo de la escuela o desplumando vivo al canario de mi abuela. No tenía empatía por nadie y me parecía divertido hacer daño a los torpes o a los incapacitados. Por eso me fijé en la “loca de la estación”. Una pobre mujer, que todos los días se sentaba en el banco del andén y esperaba en silencio a que llegara un tren que nunca aparecía. Luego se levantaba, recogía sus maletas y se marchaba con la cabeza baja y arrastrando los pies.

domingo, 7 de junio de 2020

Explicación de una Caption

 Esta cap es una petición, espero haber cumplido con lo que me propusieron.
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Cuando me llamó acudí corriendo. Carmen era autodestructiva y esta vez parecía que volvía a tener una de sus depresiones. Nada de esto era novedad, en poco tiempo le había salvado siete veces la vida y de nuevo estaba condenado a salvársela otra vez.

miércoles, 3 de junio de 2020

Pandemia 3 - Enferma en Cama

¡Han pasado tantos años desde aquellos terribles días en los que la pandemia arrasó el país! Pero es imposible olvidar lo que pasó. Todos los días había cientos de muertes y miles de infectados. Nadie se atrevía a caminar por las calles para evitar el contagio y los hospitales estaban abarrotados de moribundos.
Apenas era una niña cuando enfermé. Medicalizaron mi dormitorio y me recluyeron dentro de mi casa.