Solamente podía sonreír cuando Marta me puso la pistola en
la cabeza.
“Devuélveme mi cuerpo” Imploraba desesperada.
Y yo sonreía. En 5 minutos el cambio sería definitivo y su
cuerpo sería mío para siempre.
“Si disparas habrás matado a tu cuerpo y nunca podrás
volver a él” le respondí sonriendo
“Solo voy a estar en él un par de años, después te lo
devolveré. Pero tendrás que ayudarme a ser tú. Tendrás que contarme quienes son
tus amigos, tu postura favorita para follar con tu novio, los números de tus
cuentas bancarias y todo lo que apetezca o necesite saber”