.Cuando contraté a Carmen Sanz sabía que no contrataba a la prostituta más cara del país, estaba contratando al cambiador de cuerpos que hace años la había poseído.
Yo era un hombre viejo y cansado, pero había conseguido una gran fortuna en inversiones de riesgo, y había llegado el momento de utilizarla para conseguir una nueva vida y un futuro mejor.
Sólo quedaban 30 minutos cuando Carmen Sanz llegó. TIC, TAC, TIC, TAC