Mi segundo video creado con IA.
Cuando era niña iba todos los días al colegio sola. Aunque pasaba al lado de un viejo cementerio y una iglesia antigua nadie me acompañaba. Estaba cerca de casa y nunca ocurrió nada terrible.
Mi segundo video creado con IA.
Cuando era niña iba todos los días al colegio sola. Aunque pasaba al lado de un viejo cementerio y una iglesia antigua nadie me acompañaba. Estaba cerca de casa y nunca ocurrió nada terrible.
Hoy os presento mi primera video-Cap.
he utilizado una vieja historia para crear cientos de imágenes por IA y luego he escogido las que me parecían mas adecuadas para animar mi relato.
Ojalá os guste.
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Alguien vive en mi cabeza… Y en la tuya.
Por las noches cuando cierro los ojos lo oigo respirar. Arrastrándose por mi cerebro. Contaminando mis ideas. Susurrando: “Mátaloooos, así podrás descansar”
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El 13 de Julio me reuní con Bilal Ben Tedder en la tetería más mugrienta de El Cairo. El sitio era apestoso, pero todavía olía peor el señor Ben Tedder. Me señaló una pequeña silla de madera y me senté a su lado. Bilal estaba cubierto de cabeza a pies con una chilaba andrajosa que sólo permitía ver sus ojos negros que brillaban como ascuas encendidas. Agarró la tetera y mientras llenaba nuestros vasos pude ver su mano despellejada que parecía la de un cadáver a medio descomponer. Saboreó lentamente el brebaje y después de unos segundos me dijo que estaba dispuesto a contestar todas mis preguntas. Sonreí e imaginando lo que él quería saqué de mi bolsillo un fajo de libras y las coloqué sobre la mesa.
Ni siquiera las tocó.
Esta historia es tan cierta como quieras creer. Pero sobre todo es larga en el tiempo y en extensión. Por eso la he dividido en varias entregas. Hoy presento la primera que sirve como introducción.
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El lugar dónde nacemos nos marca la vida y también la personalidad. Pero las decisiones de nuestros padres marcan nuestro futuro, nuestra fortuna e incluso nuestro sexo.
Hace algunas semanas que mi chica me mostró varias decenas de fotos que tenía guardadas en un cofrecito dorado que había sido barnizado con incienso bendito. A ella se las había dado su madre, a su madre su abuela y a su abuela se las entregó la Iglesia de las “Luces de la Tierra”
Abrió el cofrecito con una llave de plata y me enseñó un puñado de fotos descoloridas y viejas. Eran imágenes de otra época, de otro tipo de gente y mostraban la lucha eterna entre el bien y el mal.
Compromisos personales inevitables me han impedido seguir colaborando en el blog.
Por fin he terminado mis deberes sociales y voy a reanimar mi blog.
Comenzaré con una serie totalmente nueva y diferente a lo que se publica en los blogs tradicionales de "Bodyswap"
Se trata nada más y nada menos que de contar el origen de la humanidad y los swappers (Los cambiantes)
Después de tanto tiempo me cuesta volver a ficcionar y aún no he terminado la historia. Por eso hoy publicaré la primera historia y la continuaré la semana que viene.
Un saludo a todos y gracias por los apoyos.
Nunca más me va a insultar Carmen.
Ayer fui a su casa y esperé que saliera por la puerta.
Me dijo “Hola” mientras me miraba de arriba a abajo. Como si pensara que ella era una diosa y que yo era la basura que espera a la puerta de su casa para que la recojan.
Me dijo “Hola” y yo le respondí “Adiós” mientras le clavaba en el cuello el gran cuchillo con el que mi papá degollaba los cerdos.
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Apenas había cumplido mi primer año de vida cuando mi familia se mudó de residencia. Cambiamos la gigantesca mansión en la sierra de mi abuelo y nos mudamos a un pequeño apartamento en el centro de la ciudad. No necesitábamos el dinero y por eso no se vendió la finca. Simplemente la abandonamos como si estuviera maldita. Parecía ilógico que en el momento en que la familia era más numerosa dejáramos una casa grande por una pequeñita.
Pero había algo más extraño que tardé en comprender. Cuando abandonamos la mansión mi padre aseguró la puerta con 7 candados y clausuró la gigantesca biblioteca de mi abuelo. Parecía que quisiera olvidarse de que existía y deseara que los libros se pudrieran sin que nadie llegara a leerlos.
A la hora de contar una historia siempre he tenido el problema de escoger entre el punto de vista del ladrón de cuerpos y de su víctima, en este cuento he intentado usar los dos de forma simultánea.
Espero que os guste y un saludo
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Hace tiempo que no duermo bien.
Tengo la extraña sensación de que algo me vigila, me persigue, me acosa y cada vez está más cerca.
En la oscuridad no puedo verla. Pero la oigo arañar las paredes mientras se arrastra por el suelo de mi dormitorio.
Enciendo la lamparilla y allí no hay nada.
La primera vez que lo vi me pareció el hombre más educado y caballeroso que nunca había conocido. Me acarició el pelo y me besó en la boca. Sentí como su lengua jugaba con la mía y un dolor intenso cuando la mordió hasta hacerla sangrar. Delicadamente recogió en su mano las gotitas de sangre que corrían por mis labios mientras decía:” Son rosas salvajes, las más puras y las más bellas” Y después las bebió.
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Entre las imágenes borrosas de mi infancia está “La Casa del Dolor” Mientras escribo estas líneas me esfuerzo en recordarla, pero el horror oscurece mi memoria.
Aunque la llamábamos “casa” se trataba de un hospicio para niños abandonados. Bueno, en realidad tampoco era un hospicio, se trataba de un negocio salvaje y deshumanizado donde algunos millonarios pagaban indecentes cantidades de dinero para conseguir todo aquello que sus bajos instintos deseaban.
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La corrupción del cuerpo humano es bella.
Porque permite la transformación, el cambio de forma, y la conversión en otra cosa.
La corrupción es bella, deseable y muy beneficiosa para el causante.
Hace un mes que recibí la llamada desesperada de Carmen Sanz. Toqué tres veces en su puerta, esperé un rato, pero no me abrió. Ya me marchaba cuando la puerta se movió y escuché la voz de Carmencita pidiendo que entrara.
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Sin duda era un grupo de degenerados. Unos sectarios sin piedad ni conciencia que interpretaban La Biblia de una forma atroz e inmoral.
Y Yo formaba parte de ellos.
Este es mi pequeño homenaje a carmen Sanz,
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Sólo era un cadáver más entre los muchos que habían abandonado en los congeladores de la facultad de medicina de Granada. Los estudiantes lo habían cortado por mil partes, le habían sacado los órganos, lo habían rellenado de serrín y le habían aserrado las piernas. No tenía nombre, a nadie le interesaba cómo había llegado hasta allí y mucho menos quién había sido.
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Poca gente conoce la realidad, pero yo la he vivido.
Hace más de una década que los humanos pudimos ver la cara de nuestros dioses, la auténtica faz de nuestros creadores.
Pero la verdad es tan terrible que se ha silenciado. Ninguno de los descubridores ha creído que la sociedad estuviera capacitada para aceptarla.
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Me había quedado dormida en el bar. Con mi cabeza apoyada en el hombro de Laura había pasado la tarde y gran parte de la noche sentada en el sofá de fieltro rojo. Me dolía la cabeza y notaba mi vestido húmedo y sudado. Hice un gesto de desagrado y empujé a mi amiga que se desplomó sobre la mesa derramando dos vasos de vodka y otros dos de whiskey. ¿Cuál era el mío? no lo sabía, porque yo apestaba a ron. Intenté pedir a ayuda a Juan y Lucas, pero roncaban su borrachera. Así que preferí no molestarlos.
Como todas las mujeres cristianas, desde niña había sido educada en la creencia del cielo y el infierno, así como en la resurrección de los muertos.
Lo que ocurre es que no me esperaba esta resurrección de los muertos y tampoco este “infierno”
Muchos más trabajos de ficción tg en El Foro del Bodyswap
Priemra cap de la serie.
Parece que hubieran pasado 100 años, pero aún recuerdo como pateaba Carmen cuando la colgué del techo. Sonreía con tanto amor que tuve que ponerle una cuerda de seda alrededor de su cuello, quería lo mejor para mi amada Carmencita.
La besé en la boca mientras apretaba el nudo a su cuello, su saliva sabía a menta y a sangre.