La Llamada de la Tierra (1ª Parte - 4 capas)

Esta historia es tan cierta como quieras creer. Pero sobre todo es larga en el tiempo y en extensión. Por eso la he dividido en varias entregas. Hoy presento la primera que sirve como introducción.

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El lugar dónde nacemos nos marca la vida y también la personalidad. Pero las decisiones de nuestros padres marcan nuestro futuro, nuestra fortuna e incluso nuestro sexo.

Hace algunas semanas que mi chica me mostró varias decenas de fotos que tenía guardadas en un cofrecito dorado que había sido barnizado con incienso bendito. A ella se las había dado su madre, a su madre su abuela y a su abuela se las entregó la Iglesia de las “Luces de la Tierra”

Abrió el cofrecito con una llave de plata y me enseñó un puñado de fotos descoloridas y viejas. Eran imágenes de otra época, de otro tipo de gente y mostraban la lucha eterna entre el bien y el mal.

 

Me contó que hace muchos, muchos años, La Iglesia de las “Luces de la Tierra” encontró en los helados manglares del Norte de Europa las tumbas de los seres más poderosos que hayan pisado la Tierra.

Durante muchos siglos, tal vez milenios, la humanidad entera fue controlada y dominada por estos seres primigenios.

Ya existían mucho antes de que apareciera el primer ser humano en África. De hecho, La Iglesia de las Luces de la Tierra creía que fueron ellos los que crearon a la humanidad para usarlos como esclavos y como cuerpos de reemplazo para evitar la muerte. 

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Un equipo de científicos de estos seres primigenios recombinó el ADN de los primates con el suyo propio para crear unos animales capaces de desplazarse a dos patas con los brazos delanteros libres para poder trabajar en lo que ordenaran sus creadores. Les eliminaron el vello corporal tan molesto para desplazarse en las minas y los dotaron de una inteligencia básica para que entendieran perfectamente sus mandatos. Y los obligaron a adorarlos como si fueran dioses.

Y esa fue la perdición de nuestros creadores.

Habían creado a los humanos con el mismo aspecto que tenían ellos mismos y eso causó que Lucifer, que era el director del laboratorio de recombinación del ADN, se enamorara de su última creación, una humana a la que llamó Eva, porque le parecía más bella que las mujeres de su especie.

Vivió tanto tiempo con ella y la amó tanto que incumplió el primer precepto y la norma más importante de los Primigenios “Nunca apiadarse de la humanidad y nunca aparearse con ellos” Por lo tanto los primigenios decidieron castigarlo destruyendo a la Humanidad al completo. Eva contempló horrorizada como los dioses primigenios mataban a sus padres y a sus hermanos y asustada pidió ayuda a Adán. Así que Lucifer. El lugarteniente de Adán, para que Eva pudiera defenderse decidió entregarle a esa hembra humana el mayor tesoro que tenía el pueblo Primigenio “La Libertad de Elección” y los conocimientos científicos para usarla.

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En la noche de un día indeterminado hace miles de años condujo a su amada humana hasta el laboratorio genético y allá modificó su cerebro y sus genes para que pudiera decidir por ella misma. Ese fue el comienzo del dominio de la humanidad en el planeta.

Los Primigenios castigaron de forma terrible al “traidor” Adán. Lo condenaron a no poder reencarnar y a pasar el resto de su vida trabajando como si fuera un vulgar humano, destruyeron su laboratorio y exiliaron a sus colaboradores.

Con ello creyeron que se había terminado la rebelión.

Pero se equivocaban, porque los hijos de Eva nacieron con los genes modificados de su madre. Fueron los primeros “Swappers” y contaban con habilidades de los Primigenios y la libertad de los nuevos humanos. Capaces de evitar la muerte cambiando de cuerpo con otros humanos, fueron los que encabezaron la rebelión contra los Primigenios. Y dirigidos por la sabiduría de los iluminados colaboradores de Adán le declararon la guerra a los Primigenios.

Los humanos, mucho más numerosos, ganaron batalla tras batalla a los Primigenios hasta acorralarlos en las regiones más boreales de Europa. Allí los primigenios cavaron túneles y vivieron en cuevas hasta desaparecer de la memoria humana. Los sabios iluminados decidieron que los Primigenios se habían enterrado en las profundidades de las montañas para entrar en un estado de hibernación profunda y que no suponían peligro para los humanos hasta que despertaran muchos siglos después.

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Pero los swappers nunca olvidaron el gran peligro que los Primordiales eran el mayor peligro imaginable para la humanidad entera. Vigilaron las montañas desde los bosques y las tundras siberianas hasta los fiordos lapones.

Hace dos siglos los swappers fenni detectaron que la tierra temblaba al norte de Noruega. Inmediatamente avisaron a la Iglesia de “Las Luces de la Tierra” y a los 13 sabios iluminados que decidieron que los Primordiales habían despertado y que la batalla final para el control de la Tierra se avecinaba. Habría que actuar pronto o no existiría futuro para ningún ser vivo en este Planeta.

En la isla de Senja se estableció el campamento de guerreros swappers y humanos que debía medir las vibraciones de las montañas, los desprendimientos de vapores sulfurosos y detectar el lugar donde se habían enterrado a si mismos los Primigenios para darles caza y destruirlos de una vez y para siempre.

La elección de la isla de Senja se demostró acertada. Pronto se demostró que las montañas de Skolpan y Oksen temblaban de forma perceptible. Los habitantes del lugar decían que las montañas parecían respirar.

No respiraban, simplemente se despertaban lentamente los seres que habían dormido durante siglos en sus raíces.

Junto a la montaña de Oksen decidieron crear un pueblo construido en madera de tejo y manzanillo para los swappers y en roble para los humanos.

Reanimaron los ritos y las tradiciones prehumanas para sacar a Los Primordiales de sus escondites y matarlos.