Una visita al sitio dónde fabricaban personas y amores y que cambió mi vida para siempre.
Todos conocemos alguna persona que ha sido bendecida por la Providencia. Tienen belleza, juventud, inteligencia y casi siempre mucho dinero. Era el caso de mi jefa, la señorita Alba Olsson. Hasta hace poco tiempo parecía menospreciar todos los dones que la naturaleza le había regalado. Era la típica adolescente rebelde sin motivo. Nunca había hecho nada provechoso y todos pensaban que nunca haría nada que mereciera la pena.