Prueba de la Invasión Alienígena (Historia en 2 captions) (Ciencia Ficción 3)

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Esta mañana realicé el descubrimiento más importante de mi vida.

Hacía años que buscaba pruebas de que nuestro planeta estaba siendo sido colonizado por una raza alienígena con la habilidad de cambiar de cuerpo. Pero no había encontrado nada. Lógicamente, los alienígenas iban robando los cuerpos de los humanos más poderosos y los utilizaban para borrar todas las pruebas de la invasión extraterrestre.

No había conseguido encontrar libros, ni películas, ni siquiera fotografías de esos poderosos invasores. Pero estaba convencido de que las pruebas deberían existir.

Perro, esta mañana me desperté agitado. Había soñado que la resistencia terrícola me iba a entregar un documento que probaría de forma definitiva el complot mundial para permitir la invasión de los robacuerpos.

Paseé por el barrio, visité las bibliotecas e inspeccioné a todas las personas que se cruzaban en mi camino. Pero nadie parecía conocerme, tampoco había nadie que quisiera decirme algo. Pensé que mi casa debía estar vigilada por la C.I.A. (Centro de Investigaciones Alienígenas) así que decidí coger el tranvía para viajar al otro lado de la ciudad.

Era extraño, el tranvía estaba inusualmente despoblado. Apenas había pasajeros. Pude sentarme en uno de los asientos que casi siempre están ocupados, junto a la puerta de salida. Acababa de arrancar el tren cuando descubrí en el asiento de al lado que alguien había olvidado un cuaderno.

No podía ser casualidad que alguien lo hubiera dejado justo en ese sitio. Como si supieran donde me iba a sentar precisamente en ese sitio y que me iba a dar cuenta de que estaba allí y, no sólo eso, sino que además lo iba a coger.

Probablemente, la tecnología multiverso de la resistencia terrícola había forzado el espacio-tiempo para que yo recogiera esa libretilla en ese momento y en ese sitio.

Sin duda alguna era la prueba que estaba buscando.

La abrí al azar para ojearla y no pude evitar un quejido de sorpresa. La gente a mi alrededor me miró asombrada y tuve que disimular que me había dormido para que dejaran de observarme.

Estaba horrorizado, si lo que acababa de leer era verdad, los alienígenas no sólo podían cambiar de cuerpo con nosotros, también podían desprenderse de partes del cuerpo y usarlas a su voluntad como si tuvieran motor y vida propia

Intentaba por todos los medios que nadie se volviera a fijar en mi persona. Seguramente habría algún alienígena infiltrado entre los pasajeros y entonces correría peligro el descubrimiento que acababa de hacer.

Con aparente descuido miré el título de la portada y tuve que tragar saliva para no volver a gritar: “Manual del usuario del tranvía de Granada”

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La verdad es que me esperaba ese título tan convencional. El ejército terráqueo no podía titularlo de otro modo o hubiera llamado demasiado la atención y habría sido retirado antes de que yo llegara a recogerlo. Pero el mensaje era claro y nítido para todo aquel iniciado en la guerra secreta que se estaba aconteciendo en el planeta. Se trataba de un manual, de una explicación, en la que se ensañaba a los usuarios alienígenas como utilizar el tranvía de granada para escoger a sus víctimas.

Si algún invasor extraplanetario me estaba vigilando ya se habría dado cuenta de que había encontrado el manual y lo había ojeado, por lo tanto, continué leyendo. Si iba a morir antes de terminar el viaje, mejor que lo leyera completo por si pudiera encontrar algún método de defensa.

Fue así como supe que los invasores podían arrancarse los ojos y dejarlos fuera de su cuerpo para que nos vigilaran. La frase era clara e indudable en el manual “Deja que tus ojos corran por el maravilloso paisaje que vas a contemplar”. Ya no podía dudar de que podían abandonar sus ojos y que estos podían moverse como si tuvieran patas.

No sé qué métodos de antiespionaje pueden tener los humanos para hacer frente a unas medidas tan fuertes de vigilancia, pero algo deberemos hacer o nunca estaremos seguros.

En esa misma página del manual encontré otra revelación aún mas siniestra y un aviso de las intenciones mortales de los alienígenas. “Echa una mano a los ancianos y ayúdalos a que descansen”. De nuevo tragué saliva. Se incitaba a los colonizadores a que se arrancaran un brazo y lo usaran para dar el descanso eterno a los ancianos. Sin duda querían eliminar primero a los más viejos y a los más débiles para que no pudieran dar consejo a los más jóvenes. Una medida muy inteligente, pensé.

Seguí leyendo y dos páginas mas adelante avisaba de que el poder alienígena llegaba más allá de los límites humanos. “No dudes en entregar tu corazón a los paseos por esta maravillosa ciudad” Esos seres inmundos llegados del espacio profundo eran capaces de arrancarse el corazón y usarlo de algún método extraño por Granada. Debía investigar mas sobre el tema porque me temía que esta era el arma mas poderosa de los robacuerpos.

En la contraportada estaba el último aviso y el más desesperado de todos. “Impreso en Granada en agosto de 2021” Sentí un escalofrío, el escritor del manual había sido capturado y estaba preso en alguna cárcel alienígena de Granada desde agosto del año 2021. Eso explicaba que la libreta tuviera tan pocas páginas. Me estremeció pensar en el destino que le esperaba al escritor y que tal vez fuera el mío si me descubrían leyendo esa libreta.

El tranvía paró su viaje. Temía que me quedaran pocas horas de vida, sabía demasiado para permanecer vivo.

Así que hice caso del último aviso del manual “Deja que tus pies te lleven por nuestra preciosa ciudad” Mis pies empezaron a nadar solos a través de las calles de Granada. Me alegraba de haber encontrado el manual porque así no habrá ningún humano que sospechará de que llevamos siglos invadiendo su planeta y de que pronto serán nuestros esclavos.