El Rescate (Especial Noche de Difuntos) (1ª Entrega - 3 captions)

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Hace dos meses que recibimos las llamadas de socorro del barco de Carmen Sanz.

Sí, hablo de la famosa Carmen Sanz, la millonaria excéntrica que decidió olvidarse de todo y darle la vuelta al mundo en solitario.

Se calculó que los mensajes desesperados fueron emitidos a una distancia a 600 millas de la isla de Santa Elena. Resultaban cada vez más cortos y más inquietantes, hasta que dejaron de recibirse cuatro días después de la primera recepción.

En ellos, Carmen avisaba de que el Océano se había vuelto brillante y que unos extraños seres con apariencia humanoide estaban surgiendo de las profundidades e intentaban abordar su embarcación. Contaba que había conseguido repelerlos por dos veces pero que estaba al borde de la extenuación y que no creía posible volver a conseguirlo.

Se tardó una semana en organizar una misión de rescate y algo más de mes y medio en localizar el velero de Carmen Sanz. El barco se balanceaba entre las olas de forma descontrolada cuando lo abordamos. La cubierta estaba ordenada y relativamente limpia a pesar del tiempo transcurrido. Inmediatamente acudimos al puente de mando y allí encontramos el cadáver momificado de Carmen Sanz.

Parecía imposible. El último mensaje de socorro enviado por Carmen Sanz se había recibido hacía tres semanas, pero el cuerpo que encontramos tenía tal estado de corrupción que aparentaba haber fallecido, al menos, 10 años atrás.

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No podíamos creerlo, de todas formas, lo recogimos y fue enviado para realizarle la autopsia a Ciudad del Cabo. La investigación forense resultó indubitada, se trataba de Carmen Sanz y era imposible determinar las causas de su muerte por el mal estado de su cadáver.

Yo encontré el diario de a bordo. En él Carmen relataba su ilusión de comenzar la vuelta al mundo en solitario. Describía cada uno de los puertos donde fondeaba y la impresión que le transmitían los lugareños.

Todo era bastante anodino y esperable hasta que llegaron las anotaciones de la singladura del día 113 del viaje. Por su interés reproduzco los párrafos más esclarecedores:

“Apenas me había distanciado 13 millas de Corisco, cuando escuché un gran alboroto en la bodega. Temí que se hubieran soltado los bidones de agua potable y acudí apresuradamente. Todo estaba en orden, pero encontré a una joven mulata escondida entre los repuestos del velamen. Debería tener 20 años y debió subir al barco escondida entre las vituallas embarcadas en Corisco. No parecía asustada, es más, me miraba como miraría un tiburón a un banco de arenques. Intenté comunicarme con ella en español, portugués e inglés, pero sin éxito. Le ofrecí un poco de pan con salchichón y trozos de piña. Me los aceptó de buen grado y los comió con deleite”

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La lectura del diario no ofreció novedades mencionables hasta una semana después. En el día 120 de singladura, Carmen escribió:

“Hoy he vuelto a intentar comunicarme con mi polizón. Le ofrecí un gran plato de sopa y algo de fruta, y cuando empezó a comerlos me dijo “GRACIAS” Le mostré mi sorpresa e irónicamente le agradecí que me dirigiera la palabra a la vez que le anunciaba que la desembarcaría en Valparaíso en cuanto atracara. La mulata sonrió y me dijo que nunca llegaría a Valparaíso porque iba a morir en pocos días”

La amenacé con el cuchillo y apreté las cadenas que la sujetaban a la silla.

Ella sonrió y me dijo que ella no era el peligro. Que había abordado la nave para intentar salvarme. Le pregunté quién me iba a matar en medio del Océano y me respondió que “Pronto lo vería” Entonces le pregunté quien era ella y respondió “Yo soy Carmen Sanz, la millonaria excéntrica que está dando la vuelta al mundo en velero” Evidentemente se había vuelto loca, así que decidí que no iba a hablar más y cerré la puerta de su camarote con doble llave.