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Dana creía que vivía en un infierno. En los últimos seis meses había sufrido cuatro intentos de violación, tres de ellos consumados. El agresor siempre era el mismo, un hombre alto y fuerte con una máscara negra de cuero atada a la nuca.
Dana ya no salía a la calle, ya no hablaba con los vecinos. Psicólogos y psiquiatras la visitaban frecuentemente y todos ellos llegaban a la misma conclusión, una mente destrozada y una voluntad acobardada con riesgos suicidas.
Carlos había sido amigo desde la infancia de Dana y recordaba admirado como era antes de los ataques. Dana era la más guapa del barrio. Una chica pelirroja que había comenzado una carrera de modelo al mismo tiempo que conseguía las mejores calificaciones del instituto. Pero todo parecía haberse evaporado tras los ataques del enmascarado y los problemas mentales de Dana. Tras pensarlo detenidamente Carlos decidió que era el momento de dar un paso adelante y utilizar sus conocimientos herméticos para solucionar el problema que atormentaba a su amiga.
Esa misma tarde Carlos llamó al timbre de la casa de Dana y ella mismo le abrió, tras comprobar por la mirilla que se trataba de su amigo de la infancia. Estuvieron hablando durante horas del sufrimiento de Dana y de su temor a salir de casa y pisar la calle. Fue entonces cuando Carlos le hizo una proposición increíble a Dana.
Carlos sacó del bolsillo de su americana los “anillos del cambio” y se los enseñó a Dana. Le contó que esos mágicos artefactos podían cambiar intercambiar los cuerpos de dos personas. Carlos le contó A Dana que cambiar de cuerpo entre los dos era la solución para su problema. Porque, aunque Carlos estuviera en el cuerpo de Dana, no tendría miedo y saldría a la calle esperando que le atacara el violador de la máscara y después le rompería la cabeza con un bate de beisbol. Luego podrían cambiar de cuerpo de nuevo y Dana se vería libre de sus temores.
Ella dudó durante un rato. Y al final aceptó el trato con la única condición de que ella guardaría los anillos. Carlos estuvo de acuerdo y esa misma tarde decidieron poner en marcha lo pactado. Cada uno de ellos se puso un anillo en su mano izquierda y casi al instante se encontraron mirando a los ojos de su antiguo cuerpo desde una nueva perspectiva. Dana en el cuerpo de Carlos recogió los anillos, los guardó y se quedó a dormir en la habitación de invitados de su propia casa.
Al día siguiente, el cuerpo de Dana salió a la calle por primera vez en mucho tiempo. Carlos fue al instituto, a la biblioteca y a la agencia de modelos saludando a todos los vecinos y sonriendo como si fuera la verdadera Dana. Pero no sucedió nada, tampoco sucedió nada extraño al día siguiente, ni en los que siguieron. Y de esta forma continuó durante una semana. El plan parecía que no funcionaba, así que Carlos se reunió con Dana para discutir la situación. Se sentaron en el sofá del comedor y Carlos colocó una bolsa negra de piel atada por su parte superior sobre la mesa. Y le dijo a Dana:
- Yo no puedo seguir viviendo tu vida mientras tú estás encerrada en casa viviendo la mía. Sé cómo terminar con esta situación y lo vamos a hacer esta misma tarde. Voy a salir solo y media hora después saldrás tú e irás a el callejón abandonado donde te atacaron la primera vez. Allí estaré yo con el bate y allí acabarán nuestros problemas.
Esta tarde va a terminar todo.
2
- ¿Y yo qué hago? ¿Sólo tengo que ir al callejón?
-Sí, sólo eso, pero no te olvides de llevar la bolsa negra que está encima de la mesa. Guarda en ella los anillos del cambio y si todo va bien esta misma noche volveremos a nuestros cuerpos. Recuerda, no la abras antes de llegar al callejón o todo fallará. Dana recogió la bolsa, la miro de arriba abajo, la giró hacia derecha e izquierda para observarla mejor y la guardó en un bolsillo. Dana respondió que iba a hacerlo y que estaba deseando volver a su vida de siempre, por lo cual haría todo lo que le pedía Carlos para volver esa misma noche a su cuerpo real.
A media tarde, Carlos en el cuerpo de Dana recogió el bate y se marchó. Dana se quedó inquieta en casa mirando la extraña seguridad de Carlos caminando en su cuerpo, mientras pensaba que ella nunca había sido tan valiente cuando estaba en ese cuerpo. Media hora después le tocó el turno a Dana. Con el corazón palpitante guardó en la bolsa los anillos y respirando profundamente marchó hacia el callejón. Cuando llegó se encontró a Carlos con el bate apoyado en un hombro con el rostro serio y una mirada asesina en sus ojos.
- ¿Ha llegado el violador de la máscara? Preguntó Dana
-Sí, aquí está, pero él aún no sabe que lo espero
Dana notó que el corazón de su cuerpo masculino se disparaba, de pronto le costaba respirar y preguntó:
- ¿Qué hago yo ahora?
-Saca la bolsa en que guardas los anillos y ábrela, este es el momento[AR1] [AR2]
Dana agarró la bolsa y desató las cuerdas que la cerraban por la parte superior. Introdujo la mano y se llevó la sorpresa de no encontrar nada.
-La bolsa está vacía, no hay nada, debo haberlo perdido en el camino. Gritó Dana asustada.
Carlos sonrió fríamente y respondió
-No está vacía, mete la mano, agarra el fondo de la bolsa y sácalo hacia fuera. Pon la bolsa del revés.
Así lo hizo Dana. Tiró del fondo de la bolsa y la volteó. Del revés se veía la máscara del violador. La bolsa era la máscara del hombre que había arruinado la vida de Dana y los anillos eran sus ojos.
-Espero que ahora lo entiendas todo, Dana. Siempre he merecido una vida como la tuya. Voy a ser feliz siendo tú.
Y descargó el bate sobre la cabeza de Dana, una vez y otra y otra hasta que la cabeza del antiguo cuerpo de Carlos sólo fue una mancha de carne sanguinolenta en el suelo. Después, Carlos, introdujo la mano dentro de la bolsa y extrajo los “anillos del cambio” que guardó en el bolso de su nuevo cuerpo.
Los periódicos y las televisiones hablaron de la valiente Dana que se había enfrentado a su violador y lo había vencido. Apareció en televisiones sosteniendo sonriente la máscara del violador y las compañías de modelaje se pelearon por firmar un contrato con una chica tan guapa, tan valiente y con tanta personalidad.
Sin duda alguna a Dana le esperaba un futuro brillante en el que no debería temer a nada y a nadie.
Una historia sin héroes pero con victima
ResponderEliminarSolo podemos esperar que Carlos consiga éxito en el cuerpo de Dana y despierte el deseo de algún depredador que termine vilandole y matandondole
me gustan tus ideas para continuar la historia. Muchas gracias por el ccomentario y la lectura
EliminarSuper genial historia, me encanto n.n
ResponderEliminarme encanta la idea de encantar a la encantadora. Gracias Kary
EliminarUna historia excelente para estas fechas
ResponderEliminarLo excelente es que la hayas leído y te haya gustado.
EliminarGracias Oswaldo.