La persona que me la pidió me parece muy espiritual y reflexiva por eso he optado por un guión tan extraño.
Creí que me iba a reventar la cabeza cuando vi a Carmen besando a Vaneza. No podía ser cierto, no debía ser cierto. Quería correr hacia ella y romper la boca pecadora, quería matar a Carmen. Pero no podía, las quería demasiado para hacerles ningún mal. Me quedé sentado en el suelo con la cabeza entre las piernas y llorando como un perro apaleado.
Terminaron el beso y comenzaron a magrearse.
Yo me quedé en silencio mientras las miraba con los ojos
llenos de lágrimas. Entonces fue cuando lo vi. Ese maldito símbolo, ese mandala
tan poderoso. Carmen lo llevaba tatuado entre sus pechos y parecía brillar con
una luz demoníaca. Era lo único que podía explicar la traición de Vaneza. Esa
fuerza las había unido.
Estudié las antiguas tradiciones, los más viejos legajos del
hinduismo, los comparé con la sabiduría védica y comprendí que Carmen usaba ese
extraño signo para robarme el amor de Vaneza.
Pero era una fuerza demasiado poderosa para obedecer a nada,
ni a nadie. Busqué soluciones y las encontré. Ese mandala es el de la creación,
el que une a los opuestos en la creación de lo nuevo. Por eso lo usaba Carmen
para atar a Vaneza. Estaba clara la solución, sabía cómo destruir el amor
impuro de Carmen por mi adorada Vaneza. Los nazis cambiaron el sentido de rotación
de la esvástica levógira para corromperla y usarla en su propio benefició. ¿Qué
pasaría si yo usaba el mandala “om” haciéndolo girar al revés?
Esa misma noche me tatué en mi pecho de hombre el mandala de
la creación en sentido inverso. Inmediatamente sentí como estallaban las venas de
mi cuerpo mientras el planeta parecía detenerse.
Todo era diferente, nada era igual. Pero, tal como es arriba
es abajo, tal como es dentro es afuera. Mi cuerpo se so9matizaba con este
Universo cambiante, de la misma forma debía definirse en el Universo de Carmen.
Igual que se destrozaba mi vida debía destrozarse la suya.
Podía sentir el placer de la destrucción absoluta llenando
mi cuerpo, pero al mismo tiempo sentía el dolor del nacimiento de mi alma en un
nuevo cuerpo. Porque yo soy todo y todo debe ser yo. Igual que yo debo ser
Carmen, Carmen está obligada a ser yo.
Sentí como algo reptaba en mi boca, jugaba con mi paladar y
se enroscaba en mi lengua. Abrí los ojos y sonreí. Era la lengua de Vaneza jugando
con la mía en un beso de puro amor. Era un beso que había comenzado días atrás
cuando Carmen besó a Vaneza, ahora yo continuaba el beso y lo terminaba en
pleno éxtasis místico. Mis labios estaban llenos de la saliva de Vaneza y mis
dedos magreaban su cuerpo.
Miré al mandala tatuado en mi pecho, en la misma dirección
en que Carmen lo tatuó en un tiempo que tal vez nunca existió y que tan solo yo
podía recordar.
Pero como el tiempo había dejado de existir durante un
segundo, justo en ese instante escuché a alguien llorando. Estaba a mi lado.
Sentado en el suelo con la cabeza entre las piernas. Era Carmen dentro de mi
antiguo cuerpo.
“¿No lo ves?” Me preguntó
Vaneza
“Claro que lo veo, se ha tatuado el símbolo de la creación
al revés. Ha invocado la destrucción para sí mismo”
Vaneza me observó detenidamente. De arriba a abajo. Sus ojos
tenían la luz de la verdadera sabiduría. “Pobre
desgraciado. ¿Porqué haría eso?” Y sonrió
con la misma sonrisa que lo haría Shiva el destructor “¿Y por quién haría eso?”
Interesante historia uwu
ResponderEliminarExcelente historia me encantaría escribir de esa manera
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