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domingo, 16 de abril de 2017

La magia de los Bosques



Durante meses había vigilados la casa De Lorna. Desde que enfermó del “mal de los Bosques”
La enfermedad de Lorna había sido un acontecimiento terrible en todo el pueblo. Lorna era la hija del hombre más rico e influyente de la comarca. Además, era una chiquilla guapísima, de pelo rojo y ojos azul-verdosos rebosante de encanto y alegría.
Lorena desde niña había sentido una extraña fascinación por los bosques. Paseaba por allos, jugaba en ellos y se quería quedarse a vivir en ellos.
Pero sus padres eran gente importantísima y no podían permitir que su hija perdiera el tiempo y la vida lejos de la sociedad. Y se la llevaron a la ciudad, y eso quedaba muy lejos de los árboles y las flores de los campos. Allá Lorena enfermó del “mal de los bosques” y poco a poco fue debilitándose y perdiendo la alegría.
Sus padres consultaron con los mejores médicos y con los mayores sabios que en la ciudad vivían y trabajaban. Pero ninguno podía darles una solución. Hasta que al final consultaron conmigo. Yo no era un sabio, pero era el único médico de la aldea dónde nació y por eso me llamaron cuándo ya no encontraban otra solución.
En cuanto vi el cuerpo enfermo de Lorena supe lo que pasaba. Era la melancolía del “mal de los Bosques”. Y no tenía cura. Lorena moriría en poco tiempo de tristeza y extrañamiento.
Y así sucedió.
Y cómo imaginaba, los padres de Lorena que se habían quedado sumidos en la sensación de culpa y dolor enterrarían a su amada hija en el bosque que era el único sitio donde había sido feliz.
Allí estuve yo el día que la enterraron. Y allí estuve yo la noche después del día que la enterraron. Aunque tan sólo dieron tierra a su cuerpo. Porque Su alma se había quedado para siempre en los bosques de los que nunca quiso salir. Pero su cuerpo seguía siendo joven, bello y en poco tiempo volvería a estar sano y fuerte. Y ese cuerpo podía ser mío si usaba las fuerzas naturales de los bosques
Yo era viejo y sentía que me llegaría pronto la muerte. Por lo cual era un cambio que haría encantado.  Era muy fácil, Simplemente pedí permiso al alma de Lorna para usar sus restos mortales, y rogué a Natura para que usara la magia de los árboles para devolverla a la vida. Después me tumbé al lado de su cadáver y esperé que la “magia de los bosques” hiciera su trabajo. No té como mi alma abandonaba mi cuerpo y suavemente se depositaba en el cuerpo de Lorna. Sentí como se inflaban los pulmones del cuerpo de Lorna y yo respiraba con ellos. Poco después abrí sus ojos, me puse en pie y busqué a mis nuevos padres.
Por respeto hacía esas personas que tanto se habían arrepentido del daño causado a Lorna no les dije que en realidad no era su hija. Ellos se asombraron al verla viva, pero un médico de ciudad, les habló de una posible catalepsia, con los cual se conformaron y me abrazaron mientras lloraban de felicidad.
Desde entonces han pasado ya más de 2 años. Estoy viviendo la vida de Lorna, siendo la amiga de sus amigos y haciendo feliz a la gente que amaba a Lorna. Es una buena vida, yo soy feliz y pronto me iré a la ciudad a estudiar, aunque para ello tenga que abandonar mis amados bosques.

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