A la Caza del Bodyhopper

Estaba escuchando como cientos de pasos a la carrera subían por las escaleras de mi edificio. Una multitud gritaba indignada, eran unas hordas salvajes que sólo querían venganza y deseaban apalearme hasta la muerte. Me acusaban de haber secuestrado a la hija del alcalde.

Cada vez me parece mas indigna y deplorable la humanidad. Son incapaces de apreciar la sensibilidad que me arrebata. Los humanos son seres imperfectos que todos los días ven amanecer y ninguno de ellos se conmueven por ese milagro.  Yo si lo hago y jamás haría daño a una mujer tan bella como es la hija del alcalde. No puedo destruir algo tan bello.

Ya están cerca. Oigo como golpean la puerta intentando derrumbarla. Me da asco esa chusma de cobardes que son incapaces de atacar de uno en uno a alguien como yo. Tienen que hacerlo en grupo, como si fueran una manada de hienas atacando a un león.

La puerta ha caído, ya están dentro de la habitación. Ahora intentarán matar al que no entienden. Intentarán asesinarme porque soy un BODYHOPPER, un ser casi divino al que ellos no pueden comprender y por eso lo quieren asesinar.

No se dan cuenta que soy superior a ellos. Que ningún plan que ellos puedan imaginar tiene la más mínima posibilidad de sorprenderme.

Porque soy Juan el Bodyhopper y soy un ser superior.

El jefe de esta piara de seres inferiores, el alcalde del pueblo no se da cuenta que está apaleando a su propia hija. Porque yo cambié mi cuerpo con ella cuando sentí que venían a por mi y cuando vaya a consolar a la que cree que es su hija le voy a cortar el cuello y después ametrallaré a todos sus compañeros.

Porque la perdición de los seres humanos, lo que los hace tan débiles, es el amor por sus hijos y yo, ahora, soy su hija