Estaba en pie con la misma postura y en el mismo sitio en el
que había conocido a Claudia: Con el corazón excitado me acerqué a ella temiendo
romper el encantamiento.
Le toqué su brazo y lo noté terso y fuerte. De alguna
forma había rejuvenecido otra década esa misma noche. Maisha me regaló una gran
sonrisa de satisfacción y me miró fijamente a la cara. Fue un instante
maravilloso, algo que siempre recordaré, porque Maisha tenía los mismos ojos
verdes de Claudia. La preciosa piel negra de Maisha con esos ojos verdes, que tanto
amaba, hicieron que me dieran ganas de besarla. Pero ella me puso un dedo en
los labios y me dijo “Aún no, pronto podrás
hacerlo, pero debes tener paciencia.”
Esa noche no dormí, anhelaba que amaneciera para volver a
estar a su lado. Y nada más aparecer las primeras luces del Sol corrí al
huerto. Y allí estaba ella sentada a la sombra del olmo que aparecía cubierto
de hojas y estaba florecido. Percibí el aroma del azahar de la mañana y sentí
como un viento fresco pero agradable acariciaba mi piel. Había crecido el
césped y los pajarillos cantaban con mas ganas que nunca. Pero lo que me dejó
boquiabierto fue que mi caballo estaba tumbado en el prado a los pies de Maisha,
que le acariciaba amorosamente las crines. Era un animal magnífico que había
pertenecido a Claudia y que sólo permitía la compañía humana de Claudia, que lo
había domado y la mía porque siempre había amado a Claudia.
Maisha seguía rejuveneciendo, ahora aparentaba tener poco
más de 30 años y su piel se había aclarado hasta casi parecer pálida. Vi como
el caballo se ponía en pie, doblaba las rodillas delante de Maisha y esta se
subía sobre él sin necesidad de silla. Lentamente se me acercó y me dijo “Te debo un viaje a caballo ¿Quieres subir?”
El resto del día fue maravilloso. Pero yo deseaba que
llegara la noche, para despertarme y asombrarme con las nuevas maravillas que
habría convocado Maisha. La noche pasó y llegó el día y de nuevo corrí a
encontrarme con ella. Pero esta vez no estaba allí. En su lugar había una
muchacha rubia preciosa sentada en la hierba junto al viejo olmo. Con gran
dolor por la posibilidad de haber perdido a Maisha me acerqué a ella lentamente.
La muchacha me vio, se puso en pie y entonces noté como el mundo giraba a mi
alrededor en el momento en el que ella
me sonrió con la misma sonrisa de Maisha y me dijo
“Juan, soy yo, Claudia, he vuelto. Maisha me ha regresado para hacerte feliz” Llorando
me abracé a ella y le pedí permiso para besarla y me respondió. “Ahora si puedes” Mientras la besaba con
todas las fuerzas de mi alma escuché unos pasos que se paraban a mi espalda.
Volví la cabeza y vi a Maisha que volvía a ser una anciana, que parecía
cansada, con la ropa sucia y sin los preciosos ojos verdes de Claudia.
“Ya estamos en
paz, te he pagado el favor que me hiciste. Ahora debo irme” Solté
la mano de Claudia y me abracé a ella “Por favor no te vayas. Podemos ser felices juntos.
Haremos que todos los que conocemos sean felices” Maisha no me
respondió me miró con sus ojos negros, bajó la cabeza y se marchó. Yo iba a
correr detrás de ella cuando sentí la mano de Claudia sobre mi hombro
deteniéndome. “Déjala ir, debe ser libre”
Maisha me había dado tanto que no pude decir que no. Me
senté en una de las raíces del viejo olmo y la vi alejarse. Las flores brotaban
a su paso hasta que desapareció en el horizonte. En ese momento dejaron de
cantar los pajarillos y la hierba pareció volverse amarilla. Maisha había
vuelto a convertirse en lo mismo que era cuando yo la encontré, una vieja
esclava negra abandonada, pero esta vez se alejaba de mi lado para siempre.
Entonces me dijo Claudia: “¿Sabes
lo que significa “Maisha” en suahili? Negué con la cabeza y Claudia
me aclaró “Maisha significa -LA VIDA- por eso
no puede quedarse con nadie y tampoco puede ser esclava. Déjala que se marche,
es su destino”
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ResponderEliminarUn aviso a los/las pesadas que me hacen proposiciones de matrimonio por feisguh sin darme su cuenta bancaria
ResponderEliminar[video]https://www.youtube.com/watch?v=2mrIBiZAXo8[/video]
Increíble historia
ResponderEliminarFue una historia tan trascendental, me gusta cuando usas varios términos de culto
ResponderEliminarEs de las historias que he disfrutado escribiendo.
EliminarNo sé porqué, pero me he sentido bien.
Una pena que no tenga talento suficiente para hacer sentir a los lectores lo que sentía yo al escribirla