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Hace algunos días realicé una caption que se titulaba “Inversiones de Riesgo”. Mi amigo J*** me propuso hacer una continuación con cuenta atrás de reloj (también), con cambiador de cuerpo (también) y con veneno (también). El reto era bastante difícil, casi tenía que repetir la caption que había hecho anteriormente.
No he podido repetir personajes,
pero he usado otros muy parecidos, espero haber superado el reto.
En esta url se puede ver la
caption original:
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Cuando jane me invitó a una copa ya suponía que no me hacía
un favor. Mientras la llenaba veía como le temblaba su mano, como le sudaba la
frente, estaba seguro, Jane quería matarme.
Esa botella no sólo tenía champagne, también estaba llena de veneno.
Desde que conocí a jean sabía que intentaría matarme, por
eso contraté un detective para que la siguiera a todas partes. El detective la
investigó durante semanas hasta que descubrió que Jane había comprado un
potente veneno y me entregó una cápsula de muestra con el veneno y otra con el
antídoto.
Jane pensaba que ella había maniobrado para que nos
conociéramos, pero se equivocaba, fui yo quien forzó un encuentro aparentemente
fortuito. Aunque, la verdad es que no quería conocerla a ella, quería conocer a
Tom, el cambiador de cuerpos que hacía más de un año que la había poseído. Tom
era un ser inmundo que robaba el cuerpo de las mujeres más bellas, las usaba
para tener relaciones con millonarios, luego mataba a estos y se quedaba con su
fortuna. Estar a su lado era un gran riesgo, pero merecía la pena.
Jane era la mujer más guapa que había conocido, también la
más inteligente y desde que Tom la poseyó también era la más ambiciosa. Por eso
se había casado conmigo. No me amaba, tampoco me deseaba, solamente quería mi
dinero. Yo era casi un anciano, no creía
que me quedara mucho tiempo de vida, pero jane no iba a esperar a mi muerte natural
para poner sus manos en mi dinero.
Lentamente cogí la copa y miré a Jane con ojos tristes:
“jane, tú sabes que siempre te he amado, que te voy a dejar todas mis
propiedades en mi herencia. Y sospecho que esta noche intentarás hacerme daño,
quiero que me demuestres que me amas, quiero que me pruebes que me equivoco y
que me des un último beso, aunque sea de despedida” Jane se acercó, me rodeó
con sus brazos, abrió su boca y la unió a la mía. Durante unos segundos bebí su
saliva, jugué con su lengua y ella me correspondió apasionadamente. El beso
duró hasta que jane notó como se tragaba la cápsula que había debajo de mi
lengua. En un gesto brusco separó su boca de la mía y se llevó las manos a la
garganta. “¿Qué has hecho?, preguntó asustada” “Acabas de tragarte una cápsula
del mismo veneno que me has puesto en la botella” Levanté la copa, la miré a
trasluz. “casi no se nota, nadie diría que tiene 10 mg de uno de los venenos
más potentes del mercado. Bebí el contenido
de la copa de un trago y la arrojé contra la pared. Nos quedan 30 minutos para
morir, pero yo tengo el antídoto.
Tan sólo quedaban 30 minutos
Complacido observé como a jane le cambiaba el color de la
cara de puro miedo. Me miraba con los ojos muy abiertos, intentó decir algo
inteligente, pero sólo pudo decir: “Asesino, Asesino, Asesino…”
Yo empezaba a notar los primeros síntomas del veneno, sentía
como los dedos de mis manos iban perdiendo sensibilidad.
Quedaban 20 minutos
Jane intentó atacarme, pero aún era más fuerte y rápido que
ella, la esquivé. Aunque me derribes nunca encontrarías la cápsula del
antídoto. No la llevo encima.
El tiempo pasaba rápido, sólo quedaban 15 minutos.
Jane se derrumbó en el sillón, se quedó pensativa. Y me dijo
¿Sabes? Amaba este cuerpo, me gustaba ser jane. Pero lo que no sabes es que
puedo intercambiar nuestros cuerpos y hacer que mueras en el mío. Dime dónde
tienes el antídoto, lo compartiremos, tú tomarás una cápsula, yo otra y los dos
viviremos. Yo seguiré siendo Jane y me iré para siempre. Si no me lo dices
cambiaré de cuerpo contigo, leeré tus memorias, así sabré donde está el
antídoto, lo tomaré, viviré y tú morirás en el cuerpo de Jane.
Quedaba muy poco tiempo sólo 10 minutos.
Sólo hay una cápsula, uno de los dos debe morir. Podrías
cambiar de cuerpo conmigo, pero tendrías que vivir en esta mi cuerpo viejo y torpe
durante meses, tal vez durante años hasta que recargaras el poder y pudieras
volver a cambiar. No creo que quieras eso.
-
No, no quiero eso, pero si no me queda más
remedio lo haré. Y quiero asegurarme de que mueres en mi cuerpo. Es mi
venganza.
Jane agarró la botella de champagne y le dio un trago largo,
casi se bebió la mitad. Ahora ya estás muerto. En cuanto cambie de cuerpo seré
más fuerte que tú, te impediré tomar la cápsula y morirás. Esperaré a que
queden 3 minutos para cambiar de cuerpo. El ant6ídoto debe estar cerca, tú
sabías que te iba a envenenar por lo cual debes haber dejado el antídoto en un
lugar fácil de acceder por si lo necesitabas.
Quedan 5 minutos
-
No, no está lejos, está mucho más cerca de lo
que imaginas
Quedan 3 minutos.
De repente el mundo giró a mi
alrededor, por unos segundos se me oscurecieron los ojos, perdí la vista, de
nuevo volvió la luz, abrí los ojos y vi a jane en mi cuerpo con una sonrisa
maliciosa en su boca.
Estaba intentando acceder a mis memorias.
Intentaba leer mis recuerdos para saber dónde había escondido la cápsula del
antídoto.
Ahora sonreí yo, me levanté del
sillón, y caminando torpemente en los tacones de Jane me acerqué a su lado.
-Gracias por el cuerpo. Vuelvo a
ser joven y guapa, aunque sea mujer. Otra vez he ganado en mis negocios de
riesgo.
Tan sólo quedaba un minuto
A jane se le borró la sonrisa de
la cara. Por fin había podido leer mis recuerdos y ya sabía dónde estaba la cápsula
del antídoto.
-
No era veneno lo que pusiste en mi boca durante el
beso, era la cápsula del antídoto la que me tragué.
-
Así es, yo sabía que querrías asegurar mi muerte
en tu cuerpo y tomarías más champagne envenenado. Ahora tu cuerpo está
inmunizado contra el veneno y yo viviré en él, pero tú vas a morir en el mío.
Acababa de decir esto cuando jane
empezó a vomitar sangre y cayó al suelo de rodillas. Luego se derrumbó por
completo, alargo el brazo y me agarró la pierna izquierda.
Entonces murió.
Con asco quité su mano de mi
pierna, llamé a la policía y les conté que mi marido había sufrido un ataque al
corazón y había muerto de repente. Por supuesto que en la autopsia no se
encontró ni rastro de veneno. Jane había elegido muy bien la pócima para matarse.
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