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miércoles, 24 de mayo de 2017

Cita Romántica



Apenas hacía pasado un mes desde que conocí a Daniel. Ni siquiera sabía dónde vivía o en que trabajaba y sin embargo Daniel se había portado como un auténtico caballero conmigo.
Me había regalado un precioso vestido negro para ir al teatro. Había alquilado una limusina gigantesca para acudir a la cita. Paro frente a mi casa, salió del coche y llamó al timbre. Iba vestido con un traje rosa de diseño, que hubiera parecido amanerado en cualquier persona, pero que en él era tan sólo elegancia. Cuando abrí la puerta, me saludó con una inclinación de cabeza y puso en mis brazos dos docenas de rosas rojas. A continuación, hizo alabanzas de mi belleza y me dijo que le había costado trabajo pero que había encontrado algo casi tan lindo como yo. Y extrajo de una caja dorada un collar de diamantes que colgó de mi cuello. Subimos a la limusina y me llevó a cenar al restaurante más caro de la ciudad y después al teatro dónde había reservado los mejores palcos. Cuando terminó la función tuvimos una sesión de sexo salvaje en la suite presidencial del Hotel más caro de la región.
La noche había sido maravillosa, pero quedaba la guinda. Con la noche terminada, cuando llegaba el momento de despedirnos, se puso de rodillas delante de mí. Sacó de su bolsillo un anillo y me dijo:
-          Anna, tu deseo para mi es la magia más poderosa y se va a cumplir si los haces con toda la voluntad de tu alma ¿Estarías dispuesta a pasar el resto de tu vida conmigo?
A mí se me saltaron las lágrimas, el corazón me palpitaba como si quisiera salirse de mi pecho. No dudé un segundo y le respondí: “Sí, sí que quiero estar contigo, ahora, siempre y hasta el día de mi muerte”.
Daniel delicadamente cogió mi mano y después de besarla me puso el anillo en el dedo anular. Me respondió: “Que así sea”
Entonces el mundo giró a mi alrededor, sentí desorientación y me desmayé.
Cuando me desperté estaba de rodillas, con mi vestido ensuciado y arrugado. Levanté la cabeza y contemplé a mi propio cuerpo dentro del traje rosa de Daniel. Por primera vez me di cuenta de lo guapa que estaba vestida de rosa y lo orgulloso que parecía Daniel en su nuevo cuerpo.
- He cumplido tu deseo. Ahora estarás para siempre conmigo. Porque vas a vivir en mi cuerpo que será el tuyo hasta que mueras. Yo me quedo con el tuyo y me marcho a tu casa, a tu trabajo y a tu vida.
Por cierto, no he pagado el vestido, ni la limusina, ni el restaurante, ni el teatro, ni el Hotel, ni las flores y tampoco el anillo. ni el collar, ni el traje, me dijo mientras jugaba con los diamantes que ahora estaban en su cuello. Deberías buscar dinero y pagar las facturas o te meterán en la cárcel. Tu nuevo cuerpo tiene antecedentes por estafa y varias condenas pendientes.
Diciendo eso se marchó haciendo equilibrios en mis tacones. Yo me quedé mirando asombrado-a. No entendía lo que había pasado, pero sabía que tendría que marcharme corriendo antes de que llegara la policía.

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