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Laura había cumplido su parte del trato. Se recostó en el
sillón trasero del coche de Frank K y esperó que llegara el momento final.
Laura era una madre soltera que años atrás había sufrido una
crisis económica que la dejó en la ruina. En pocos días perdió su trabajo, se
quedó sin ahorros y recibió una orden de desahucio de su casa. Laura pidió
préstamos a los bancos, pero ninguno se lo concedió. Luego acudió a prestamistas
y usureros, pero tampoco encontró a nadie que confiara en ella.Por último,
Laura hizo un intento desesperado y vergonzante. Cogió a sus dos hijos por las
manos y fue a la mansión de Frank K.
Frank K era un anciano estrafalario y reservado. Se
comentaba que había hecho su fortuna con la magia y las artes oscuras, fuera
como fuese era el hombre más rico de la ciudad.
El mismo Frank K le abrió la puerta y le pidió que entrara a
su mansión. Lucia así lo hizo agarrando aún a sus hijos de las manos. - Señor
Frank, estos son mis dos hijos, apenas tienen 7 y 5 años. Y si usted no me
ayuda van a ser echados de su casa y morirán de hambre en la calle.
Frank miró a la cara llorosa y asustada de los niños y
sintió que no podía abandonar a esas criaturitas a un destino tan negro.
- Escuche usted, señora. Yos soy un hombre muy viejo, ya
tengo más de 90 años y hace semanas que noto que la muerte se me acerca. Tengo
tanto dinero que ni siquiera sé qué hacer con él. Pero, en mi larga vida, he
cometido actos terribles por lo que seré castigado tras mi fallecimiento. Cuando
muera iré al infierno si no encuentro un alma pura y santa que me enseñe el
camino hacia el paraíso celestial. Yo te daré todo lo que tengo, pondré a tu
nombre todas mis propiedades si te tomas esta cápsula de cianuro media hora
después de mi entierro. Si lo haces tus hijos no pasarán hambre, no los
desahuciarán de tu casa y yo encontraré a tu alma en el más allá y me mostrarás
el camino hacia el parisino ¿ACEPTAS?
Laura dudó unos instantes, pero el tacto de las manos de sus
hijos en la suya propia hizo que desaparecieran todas sus dudas. ACEPTO,
respondió Laura y tomó de la mano de Frank K la cápsula de cianuro que guardó
cuidadosamente en el bolsillo de su camiseta, junto a su corazón.
Durante unos meses, Laura tubo fue feliz. Por primera vez en
su vida podía derrochar el dinero y comprar todos los caprichos que le
apetecían. Pagó a sus acreedores y regaló decenas de juguetes a sus hijos.
Pero en la fría tarde de la víspera de Halloween, llamó a la
puerta de la casa de Laura un sirviente de Frank K vestido completamente de negro.
El criado informó a Luisa que Frank K había fallecido de forma repentina esa
misma tarde y que sería enterrado en el viejo cementerio al final de la media
noche de Halloween y el comienzo del día de todos los santos. Y recordó que
Lucía tenía un trato con el difunto señor Frank K que ella debería respetar o a
sus hijos no le llegaría ni un céntimo más de la fortuna de Frank K
Laura no necesitaba que se lo recordaran, sabía
perfectamente lo que debía hacer por sus hijos. Y sospechaba que la muerte de Frank
K no era casual, que había escogido este día y ese momento para ser enterrado
Laura asistió al sepelio, se sentó en el sillón trasero del
coche de Frank K y sacó de un bolsillito al lado de su corazón el frasco con el
cianuro. Rezó una oración de protección y recordando a sus pequeños hijitos
bebió el contenido del frasquito. El sabor era dulce y agradable. Notó como el
líquido bajaba por su cuello hasta su estómago. Luego sintió como se le
cerraban los ojos, como el sueño la invadía. Intentó no llorar, pero no pudo. Su
última sensación en vida fue el sabor de sus propias lágrimas que se filtraban
hasta su boca. Después el silencio y la oscuridad, la había encontrado la
muerte.
Más tarde en la mañana del día de todos los santos, un coche
enorme de pintura negra como la muerte aparcaba frente a la casa de Laura, De
el bajaba el criado de Frank k, rodeaba el auto y abría la puerta trasera
derecha. De ella descendía, de riguroso luto, la señora Laura. Nada más verla
sus hijos acudieron corriendo a abrazarla.
-Mamá, mamá te hemos echado mucho de menos. Estabas muy
triste, temíamos que te hubiera pasado algo
- Hace muchos años que no me sentía tan bien. A partir de
ahora siempre voy a estar a vuestro lado. No os va a faltar de nada, os voy a
hacer feliz. Para empezar, nos vamos a mudar a una casa mucho más grande, a la
casa del señor K.
Cogiendo a los niños de la mano se los llevó al interior del
coche para comenzar una nueva vida.
Una nueva vida como la que Frank K había comenzado esa misma
noche. En la noche de Halloween, los espíritus pueden andar por la tierra, por
eso había escogido ese momento para ser enterrado. Frank K forzó su propia
muerte, esperó a que lo enterraran y asistió a su propio funeral, en su forma
espiritual caminó entro los vivos sin que estos se dieran cuenta de su
presencia. Allí pudo ver quienes lloraban y quienes reían cuando sepultaban su cadáver.
Debía esperar el momento, pero sentía que el tiempo se le acababa, pronto
reclamarían su alma los demonios del infierno. La noche de Halloween había
terminado, ahora comenzarían a buscarlo para condenar su alma al sufrimiento
eterno. Dirigió su espíritu al sillón trasero de su propio coche. Allí esperó
que su fiel sirviente llevara a la señora Laura. Con paciencia contempló a Laura
acomodarse en el asiento trasero del coche. Aunque escuchaba como lo buscaban
los demonios de la muerte no se intranquilizó. Laura abrió el botecito y bebió
el contenido. Los demonios casi lo habían alcanzado y pronto arrastrarían su
alma al infierno. Laura en ese instante murió y vio como salía su alma de su
cuerpo.
Un instante después de su muerte Laura se dio cuenta que su
espíritu era una gran nube blanca en un mundo oscuro, a su lado estaba otra
nube blanca, y Laura supo inmediatamente que esa nube blanca era el espíritu de
Frank K, pero también sintió un gran
frío y terror cuando notó como se acercaban los demonios de la muerte para
arrastrar el espíritu de Frank k al infierno.
Intentó comunicarse con Frank y decirle que la siguiera, que
ella conocía el camino al cielo, pero que deberían hacerlo antes de que los
atraparan. Entonces pudo escuchar la voz del espíritu de Fran K que le decía:
- LO SIENTO
Inmediatamente, la nube blanca que era Frank K se filtró por
todos los porros de su cuerpo moribundo y pudo ver como se abrían los ojos del
cuerpo de Laura, como se inflaba el pecho y cómo volvía a respirar. Fue el
último contacto que llegó a tener con el mundo de los vivos, inmediatamente
notó unas manos frías, fuertes y negras que la agarraban y la empujaban hacia
el infierno.
Unas voces estridentes martilleaban en su cerebro.: “Fran k,
vas a pagar por todos los actos infames que has hecho en vida” Y ella sabía que
se lo decían a ella, porque ella era Frank K
CONTINUARÁ
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