La leyenda contaba que cuando se usa el medallón de
Zulo con una prenda de vestir nueva, entonces el medallón cambia mágicamente
las medidas corporales para que se pueda usar esa prenda. Pero, ¿qué pasaría si
la prenda que se viste es un diseño para una serie de TV?
Yo decidí investigarlo. Compré unos pantalones negros
que se habían diseñado para un episodio de los Simpsons del año 2002. Colgué el
medallón de mi cuello y me puse los pantalones. La transformación comenzó
inmediatamente y en media hora había finalizado. Aquí me lleve la primera
sorpresa porque lo que vestía eran unos pantalones femeninos. Me había
convertido en mujer y no podría cambiar a mi verdadero cuerpo hasta que pasaran
al menos 12 horas que necesitaba el medallón para recargarse, pero yo me sentía
bellísima y no notaba ningún diferencia por copiar el cuerpo de un ser
imaginario.
Salí de mi apartamento y me llevé la gran sorpresa.
Todas las casas, las calles estaban pintadas de colores intensos y la gente era
amarilla. Yo me miré las manos y las veía normales, las manos jóvenes de una
mujer bella aunque solo tuvieran cuatros dedos. En un parque vi un letrero
donde se anunciaba: “SPRINGFIELD” Ya estaba seguro, de una forma mágica estaba
viviendo un episodio de los Simpsons.
Y si estás en Springfield, y en un episodio de Los
Simpsons, el mejor sitio al que puedes ir es al bar de Moe. Y para allá fui.
Allí estaba Moe
Szyslak contando pepinillos, Barney Gumble que acababa de lanzar
un gran erupto y se estaba quedando dormido y Lenny y Carl que charlaban entre
ellos. Me extraño que estos frustrados sexuales no mostraran la más mínima
reacción ante la presencia de una hembra impresionantemente bella como debería
ser yo en esos momentos. Bueno, eso no era del todo cierto, el único que me
dirigió la palabra fue Homer Simpson que tras invitarme a una cerveza se
dedicó a insultarme.
No entendía
lo que pasaba, desconcertado me fui a los servicios y me miré en el espejo. No
era la joven guapa con el pelo oscuro y figura de guitarra que creía ser. Tenía
el pelo azul, era gorda y apestaba a tabaco. Me había transformado en Selma
Bouvier. Horrorizado busqué el medallón para cambiar de nuevo a mi real
cuerpo real lo antes posible.
Pero ya
no existía el medallón. Del poderoso medallón de zulu sólo quedaba un dibujo.
En el mundo animado, las cosas reales son dibujos. Yo mismo, en esos momentos
era un dibujo.
Y sin medallón lo sería para siempre.
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