En la noche en que se cumplía el segundo aniversario del
accidente, Laura y yo hicimos el mismo viaje, detuvimos el carro en la misma curva
del accidente e instalé cámaras de visión nocturna ultravioleta y micrófonos
parasónicos. Aún no había bajado del coche cuando Laura empezó a quejarse de un
gran peso sobre sus hombros.
Y en el instante en el que puso sus pies en el barro
empezó a tronar y a llover torrencialmente. Parecía que las fuerzas del Más
Allá se estuvieran reuniendo en ese punto para celebrar tan maldito
aniversario. Laura abrió el paraguas y arrastrando sus pies marchó hasta el
borde de la carretera desde la que lanzó el auto al precipicio. Yo miré por las
cámaras como Laura se iba encorvando poco a poco por un peso desconocido hasta
que se detuvo al borde la carretera.
Laura me hizo un gesto de que estaba preparada y yo grité:
-Valeria, ¿estás aquí? Aparece, no
puedes seguir torturando a Laura, porque ella es mi esposa y siempre lo será.
Si le causas daño a ella, también me lo causas a mí.
En ese momento pude ver en la pantalla de las cámaras como
se materializaba Valeria sobre el paraguas de Laura. Estaba en la misma
posición retorcida y doliente en la que muriera dos años atrás. Levantó sus
ojos sin vida y me dijo – Ella o yo, tú eliges con quien quieres pasar el resto
de la eternidad.
Debía haber dudado, pero no lo hice. Laura se había
convertido en una persona tan triste y tan solitaria, había matado a Valeria y
merecía un castigo. Y echaba tanto de menos a Valeria.
-
Te prefiero a ti Valeria, echa a esa
puta asesina de este mundo.
Entonces vi horrorizado como el espíritu de Valeria
atravesaba la tela del paraguas y poco a poco se introducía en el cuerpo de
Laura. Hubo gritos y lamentos, Laura cayó de rodillas y después se desplomó en
el suelo. Allí se agitó durante unos instantes y luego se levantó lentamente,
arrastrando los pies se me acercó. Me cogió por el cabello, me miró sonriendo y
me besó con todo el calor de un alma liberada.
-
Vámonos a casa, ahora somos marido y mujer y yo necesito
recuperar dos años sin estar a tu lado.
Los dos subimos al coche mientras tanto escuchaba por los
micrófonos parasónicos una voz sufriente y aterrada que gritaba “SOIS UNOS TRAIDORES”
Un trío con solo dos cuerpos
ResponderEliminarSiniestro
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