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viernes, 3 de mayo de 2019

Ayudando a mi Hermano (Parte 1 de 3)

Es la primera vez que hago una serie por petición.El tema de crossdressing no es mi favorito, pero le he añadido algo de magia y ciencia para que me costara menos trabajo hacer el encargo. Espero que a los lectores que suelen leer mis caps le guste. Pensaba hacer una serie de 2 caps pero al final han salido 3



Yo admiraba a mi hermano Devin
Era la persona más ambición e inteligente que había conocido. Además, tenía una voluntad de hierro. Cuando decía que iba a hacer algo, no importaba lo que pasara, él iba a hacer ese algo. Solamente tenía un defecto, que para mi era insignificante pero que a él lo atormentaba. No era un hombre sexualmente atractivo. Era alto, delgado y con el cuerpo desgarbado.

Cuando yo nací, él ya tenía 22 años. Nuestra gran diferencia de edad hizo que me cuidara como si fuera mi padre. Supervisaba mis estudios, me obligaba a hacer ejercicio para mantenerme en forma y cuando tuve edad, fue mi consejero sentimental en asuntos de chicos y chicas. Tenía una sensibilidad y una delicadeza que eran excesivas incluso para un alma tan inocente como la mía.
Todos los días me decía que yo tenía todo para comerme el mundo. Me explicaba que “si él tuviera mi juventud y mi cuerpo no necesitaría trabajar, sería modelo, millonaria y presidente del país” yo me reía y respondía “y también serás Papa en el Vaticano” y el replicaba, indignadoNo seré Papa, sería la primera Papisa porque yo voy a ser mujer como tú”
Por lo cual no me extrañó, cuando me dijo que iba a convertirse en mi gemela idéntica, pero que necesitaba mi ayuda para la transición. Yo sonreí, y le respondí “Que siempre había querido tener una hermana” con el rostro muy serio me explicó que no lo había entendido, “que él no se iba a convertir en mi hermana mayor, que iba a ser mi gemela y que podría salir a la calle diciendo que es Carmen Sanz y todos lo creerían”
Durante meses se marchó de viaje fuera del país. Hasta que regresó la semana pasada con una sonrisa de satisfacción y contando que “ya lo tenía todo preparado para ser mi hermana gemela”
El miércoles pasado me acompañó a correr por el parque. El ejercicio había sido duro, hacía mucho calor y decidí quitarme la chaqueta del chándal. En un gesto caballeresco, él se ofreció a acarrearla. Se la entregué y él en vez de llevarla bajo el brazo se quitó su propia chaqueta y vistió la mía. Me sorprendió ver que no tuvo problemas para ponérsela y abrocharla. Incluso parecía marcar una cintura que nunca había tenido. Cuando llegamos a casa me la devolvió e intenté ponérmela, pero no me encajaba, ya no se ajustaba a mi cuerpo, seguramente había cedido cuando Devin la forzó para vestirla.
Estaba muy cansada y seguramente el calor me había afectado. Me sentía mareada y tenía vértigos, así que decidí acostarme temprano. Iba para la cama, cuándo Devin me paró para decirme: “Carmen, tú sabes que quiero ser como tú, me gustaría vestir tu ropa. ¿Permites que me la pruebe?” me pareció una petición absurda y estúpida. Devin era 15 cm mas alto que yo y además tenía un cuerpo contrahecho, no creía que hubiera ninguna prenda en mi vestuario que encajara en sus dimensiones masculinas, así que no tuve problema en darle permiso para que usara mi ropa. Le dije que tenía vestidos sin estrenar en mi armario y le pedí que por favor no los forzara o podría romperlos. Con cara de felicidad me respondió: “No te preocupes por tu ropa nueva, no la quiero ahora mismo, quiero la que tienes en la cesta de la ropa sucia, la que huele a tu sudor
No sé cuanto tiempo dormí, pero cuando desperté escuché a Devin probándose mi ropa en el vestidor. Con los ojos adormecidos y arrastrando los pies llamé a la puerta. Él me dio permiso para entrar y cuando lo hice me quedé boquiabierta. Devin estaba probándose mi ropa interior y le sentaba perfectamente. Mi bra de encaje rosado se llenaba perfectamente con unos pechos que ayer no tenía Devin. Con miedo llevé a mis manos a mis propios sanos y no los encontré, tampoco podía sentir su peso. Horrorizada miré a sus braguitas que parecían ajustarse perfectamente a unas formas femeninas rotundas, tanteé entre mis piernas y sentí algo extraño, flácido y húmedo. Horrorizada grité y sonriendo él me dijo: “¡¡¡SORPRESAAAAA!!!”
 

1 comentario:

  1. Una pregunta que tan grande fue la sorpresa jajajajajajajajajajajajajajaj

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