El pasado 1 de mayo fue mi cumpleaños. Una celebración que debería haber sido
un festejo corriente para una chica normal, pero que mis padres decidieron convertirlo
en extraordinario. Organizaron una gran fiesta a la que acudieron familiares de
todas las partes del país y amigos que no sabía que tenía. Sin embargo, todo me
parecía extraño en un día que debería haber sido de alegría, pero nadie parecía
feliz y a pesar de que celebraba mi cumpleaños no me hicieron ni un solo
regalo. Todo era muy raro y tenebroso, y si no hubiera sido por los payasos que
había contratado mi padre, hubiera pensado que estaba en uno de esos funerales
con bufet libre y gente llorosa y desconsolada. Cuando la fiesta terminó, la
despedida de los invitados fue aún más patética, no había una sola sonrisa, y se
acercó gente que no conocía para abrazarse conmigo. Todos me decían con la voz
dolorida que me habían querido mucho y que había sido una buena hija. Ninguno me
deseó que tuviera un futuro feliz o me pidió que estudiara mucho para terminar
mi carrera. Parecía que mi futuro no le importaba un carajo a nadie.
Con las malas sensaciones de la fiesta de cumpleaños me fui
a dormir esa noche. Desde la cama podía escuchar como mis padres hacían guardia
en el pasillo tras la puerta cerrada de mi habitación. Me costó bastante
dormir, estaba nerviosa y tenía malos presentimientos.
Pero no ocurrió nada. Al día siguiente me despertó mi madre
sonriendo. Abrió la ventana de par en par para que entrara el Sol y me dio el
beso más grande que nunca me había dado. Parecía realmente feliz.
Yo no entendía nada. Lo único que podía pensar es que mamá debería
haber estado más feliz en la fiesta de ayer y haberme dejado dormir en la
mañana de hoy, así que le pedí que me explicara que ocurría.
Ella se sentó en mi cama y me dijo:
“Ya ha llegado el día siguiente a tu
cumpleaños y no ha sucedido nada, ahora te lo puedo contar todo. ¿Sabes quién
era Carlo Sancio?” negué con la cabeza, nunca había oído hablar de
semejante tipo. “Carlo Sancio era tu
retarataratarataratarataratabuelo” No pude evitar reírme al oír
semejante grado de consanguineidad. Mi madre me miró enfadada por mi risa y
continuó su historia. “Carlo era un
famoso brujo que en 1519 fue quemado en la hoguera por sus pactos con Satanás” cada
vez me parecía más divertida y absurda la historia “Y eso ¿Qué tiene que ver conmigo y con la fiesta
de cumpleaños mas triste de la historia?” Mi
madre volvió a sonreír aliviada y me aclaró las dudas
“El día que lo quemaron, el 1 de mayo de 1519, juró que volvería y que cada
siglo se reencarnaría en el cuerpo de alguno de sus descendientes consanguíneos” Esto si
me sorprendió, hice unos cálculos mentales rápidos y me quedé sin aliento. Mi
madre continuó: “Cada 100 años, cuándo llega el 1 de
mayo, nace una persona en la familia de tu padre, que en la noche de su 19
cumpleaños cambia de personalidad y comienza a comportarse de forma rara y
maligna. Lo hizo tu retaratarataratabela Raquel, a la que también quemaron por
bruja. Tu retarataratabuelo Malaquías que fue condenado por asesinato y robo de
cadáveres. Tú retaratratabuelo Mateo al que condenaron a la pena de muerte porque
incendió la Iglesia del pueblo y también lo hizo tu rebisabuela Lucía que mató a
sus hijos y después ofreció sus cadáveres a Satán en una misa negra.
Pero, no te
preocupes, todo esto había sucedido en la noche de su decimonoveno cumpleaños.
Tú ya has pasado esa noche y nada ha ocurrido. Creo que la maldición ya no te
afecta” Yo seguía sin palabras, con la cara pálida y sin poder hablar por
el miedo que empezaba a sentir. Mi madre detectó algo y con la voz entrecortada
me preguntó: “¿Qué pasa, hija mía? ¿Cuál es el
problema?” “Que en 1519 se usaba el calendario
juliano” “¿y?” “Actualmente usamos
el calendario gregoriano y el 1 de mayo de 1519 del calendario juliano
corresponde al 19 de mayo de 2019 en el gregoriano, aún no ha llegado la fecha”
dije mientras tragaba saliva.
Mis padres volvieron a montar guardia en la puerta de mi
habitación y yo comencé a dormir mal por culpa de las pesadillas. Ayer soñé que
me ataban a una hoguera de brujas y el sueño era tan real que podía sentir la
mordedura de las llamas en mi carne, pero no fui capaz de despertarme. Esta
mañana amanecí con ampollas sangrantes y la piel roja en todo el cuerpo.
Ya no temo que me roben el cuerpo, lo que me aterra es que abandonen
mi alma presa dentro de un cuerpo condenado al infierno, y la posibilidad de
que hasta el fin de los tiempos todas las noches me quemen en la hoguera de
Carlo Sancio.
Esta noche conoceré si estoy maldita. Esta noche puedo
perder mi alma para toda la eternidad y los lectores de este blog lo sabrán de
primera mano. Porque encontraré la forma de hacerles saber cómo es el infierno
y les avisaré que en el cuerpo de Carmen Sanz habita un alma corrupta y
criminal
Fantástica historia!! Has llevado al limite (estoy seguro que los sobrepasaras) las reglas del concepto de Exchange Island (que siendo sinceros no sé quien sea el creador de esa idea), has moldeado esa realidad para ajustarla al escenario que expones. Gran imaginación, excelente uso de los recursos propios de este tipo de temática. Me encanta como puedes cambiar por completo el rumbo de una historia con un sutil párrafo, sin necesidad de profundicar, simplemente dejando abierta la posibilidad de que todo puede pasar.
ResponderEliminarDisfrute mucho de esta cap, esperare entusiasmado la siguiente parte.
En serio tus historias son como el inicio de una película de terror pero de las buenas
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