Mi hermana sabía que yo estaba sufriendo. De alguna forma
imaginó que yo amaba a Silvio, por eso tenía una cita con él y por eso mismo se
marchaba cogida de su brazo hacia la feria. En mi desesperación quería a correr
hacia Silvio para rogarle que no me dejara cuando sentí la mano de mi madre
apretándome el hombro, no podía moverme, tampoco podía pedir socorro, ni
siquiera podía hablar.
Y en ese momento me miró Silvio y me sonrió, con una risa cálida, de amistad, de amor y yo diría que también de complicidad. Fue en ese instante cuando mi hermana acercó a su naricita las rosas que le había dado Silvio y las olió. Sentí como se me nublaba la vista y como el mundo giraba a mi alrededor. Perdí el equilibrio e iba a caer cuando unos brazos fuertes me sostuvieron en pie. Se me aclaró la vista y pude ver como Silvio me agarraba por la cintura y me seguía sonriendo.
Y en ese momento me miró Silvio y me sonrió, con una risa cálida, de amistad, de amor y yo diría que también de complicidad. Fue en ese instante cuando mi hermana acercó a su naricita las rosas que le había dado Silvio y las olió. Sentí como se me nublaba la vista y como el mundo giraba a mi alrededor. Perdí el equilibrio e iba a caer cuando unos brazos fuertes me sostuvieron en pie. Se me aclaró la vista y pude ver como Silvio me agarraba por la cintura y me seguía sonriendo.
“Ya está hecho” me susurró al
oído.
A mi espalda escuché gritos lastimeros, me giré y me pude
ver a mi mismo, o a mi cuerpo, con el ramo de rosas que había tenido mi hermana
agarradas entre sus manos.
No entendía nada, miré mis manos y eran unas manos femeninas.
Llevaba puesto el vestido nuevo de mi hermana, sus zapatos y sus zarcillos, y
noté una nueva sensación, la presión de mis nuevos pechos contra un sujetador.
De alguna forma había cambiado de cuerpos con mi hermana.
Silvió me volvió a susurrar al oído:
“Aunque no lo sepas tu madre es una
bruja muy poderosa, que heredó sus poderes de su propia madre, y esta de la
madre de la madre de tu madre y esta de la suya y así sucesivamente durante
siglos. Son poderes que solamente pueden heredarse por línea femenina y que
sólo sirven para el amor y que tan sólo pueden usarlos gente humilde que no
busque su propio beneficio. En tu hermana esos poderes se iban a desperdiciar. Por
eso tu madre ha buscado una solución para que esos poderes no se pierdan para
siempre y esa solución eres Tú que debes ser la mujer de la familia, la bruja y
la madre de la futura bruja que herede tus poderes. Porque Tú eres una persona sin
egoísmos ni maldad. Tú te tienes que convertir en tu propia hermana, debes
quedarte con su cuerpo, su vida, sus poderes de bruja y deberás buscar un
hombre con el que casarte y con el que tener una hija. Y ese hombre espero que
sea yo”
Miré a mi hermana en mi cuerpo como seguía llorando y
quejándose mientras mis padres intentaban calmarla. Hice un gesto con la mano y
se quedó quieta y en silencio, aunque seguía llorando. Resignada a su destino e
incapaz de resistir mis nuevos poderes de bruja.
Miré hacia detrás por última vez y me marché a la feria con
Silvio. A mi nueva vida de feminidad, brujería y felicidad al lado del hombre
que tanto amaba.
Súper, me encanto, no lo esperaba me encanta como escribes :3
ResponderEliminarMuchas gracias Kary.
EliminarNo sé si escribo bien pero intento divertirme con lo que hago. Si además os gusta entonces es maravilloso
Tanto tiempo sin publicar, buenos relatos tienes Carmencita. Siempre conservando tu estilo y calidad.
ResponderEliminarme haces muy feliz leyéndote. Eres muy bondadosa.
ResponderEliminarLlevo mas de un año sin escribir captions, motivos personales me lo han impedido y ahora, también, motivos personales me permiten volver a hacerlo. Espero aprovechar la ocasión