Pierre tenía una de las mentes más poderosas que había
conocido. Era un manipulador mental. Tan sólo con su voluntad y la fuerza de la
palabra era capaz de lograr que cualquier persona hiciera lo que él deseaba.
Desde muy joven, Pierre se había usado sus habilidades
haciéndose millonario consiguiendo
donaciones de gente normal que sorprendentemente le regalaban todas sus
propiedades. Y aunque Pierre no era físicamente atractivo había conseguido
tener sexo con las mujeres más guapas del país pero también se había acostado con
los hombres más sexys desde el momento en que descubrió que era homosexual.
Fue entonces, desde el momento en que supo que le gustaban
más los hombres que las mujeres cuando comenzó a buscarme. De alguna forma
había sabido que yo era un cambiador de cuerpo, tenía la habilidad de
intercambiar mi cuerpo con el de otra persona una vez al año.
Hacía varios años que vivía en el cuerpo de Alice. Era un
cuerpo joven y bello y yo me había sentido a gusto viviendo la vida de Alice,
aunque tenía activado mi poder para volver a intercambiar, no encontraba
motivos para usarlo, me gustaba ser quien era, me gustaba ser Alice. Pero
Pierre me encontró. Un día llamó a la puerta de mi casa y cuando la abrí me
miro a los ojos y me dijo que me rogaba por favor que le dejara entrar. No pude
resistirme, abrí la puerta de par en par y le di permiso para que entrara. Así
lo hizo. Me pidió por favor una bebida y le serví un vaso de mi mejor vino. Luego
me dijo que había llegado el momento de que le permitiera, por favor, comprobar las
capacidades de mi cuerpo para el sexo. Aun no entiendo el motivo, porque yo no
quería, pero estuvimos follando durante varias horas. Al final, Pierre parecía
bastante satisfecho con los resultados, me sonrió y me dijo que había llegado
el momento de que él supiera lo que se siente al hacer el amor como mujer desde
mi cuerpo. Me volvió a mirar a los ojos y me dijo que sabía que yo era un cambiador
de cuerpo y que me imploraba por favor que los dos cambiáramos de cuerpo en ese
momento. Intenté resistirme, no quería perder mi maravilloso cuerpo y mucho
menos cambiarlo por uno tan obeso y horrendo como el de Pierre. Pero lo hice,
sentía el temblor habitual de mi alma cuándo voy a cambiar de cuerpo. Pierre
notó que estaba comenzando el intercambio y me dijo. Quiero que por favor me
permitas sentirlo de una forma diferente. Agarró mi cabeza, la acercó a la suya
y empezó a besarme. Tampoco pude hacer nada, noté su saliva en mi boca y como
mi alma subía por mi garganta, pasaba por mi boca, entraba a la suya, bajaba
por su garganta y de repente recuperé el control de mis músculos. Miré al
frente y vi a mi propio cuerpo que estaba sopesando mis antiguos pechos e
introduciendo un dedo en mi antiguo coño.
-
Es una sentimiento increíble, me dijo. Es maravilloso
ser mujer y poder tener sensaciones como esta.
-
Lo sé, dije casi llorando.
Pero has cometido un error: me
has dejado tu cuerpo con todos tus poderes. Ya no disfrutar el cuerpo de Alice
como antes lo tenía, pero lo tendré de otra forma. A partir de ahora vas a ser
mi esclava sexual, vas hacer todo lo que te diga y vas a cumplir todos mis
deseos. Lo miré a los ojos y le dije que se pusiera de rodillas y me abriera la
cremallera de mis pantalones.
Pierre, me miro sonriendo y me
respondió “NO”.
-
- Tienes mi cuerpo y sus poderes, pero no sabes
usarlos. Tendrás que aprender y eso te va a llevar años. Los años de vida que
no vas a tener.
El cuerpo de Alice es menos
poderoso. pero yo sé usar los poderes de Pierre, y voy a hacerlo. Me devolvió la mirada a los
ojos y con una voz extraña, modulada de forma desconocida, me respondió.
-
Le pido a tu cuerpo que, por favor, se ponga de rodillas.
No podía controlar mi nuevo cuerpo, se movía solo, no
obedecía a mi voluntad y caí de
rodillas. Intentaba gritar pero no podía, intentaba llorar y tampoco podía.
-
Le pido a tu cuerpo que busque en el bolsillo
derecho de tu chaqueta.
Noté como mi mano palpaba dentro del bolsillo.
-
Le pido a tu cuerpo que saque la navaja y la
abra.
Con horror vi como mi mano sacaba una navaja de barbero del
bolsillo de la chaqueta y lentamente la abría.
-
Le pido a tu cuerpo que acerque la navaja a tu
cuello. Le pido a tu cuerpo que se corte la yugular.
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