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domingo, 18 de junio de 2017

La Segunda Oportunidad de una Madre

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Lana era un fracaso como mujer y como madre. Nunca quiso estudiar porque se aburría y además era incapaz de mantener un trabajo más allá de los dos o tres meses. Su falta de dinero la llevó a la prostitución y a quedarse embarazada cuando tenía poco más de 18 años. Con 19 se convirtió en madre y con 20 años decidió dejar de serlo entregando a su hija en adopción.
Debería haber sido muy doloroso para ella pero lo cierto es que Lana lo sintió como una liberación. Por aquella época le habían ofrecido trabajar en el mundo de la moda, pero la única forma de convertirse en modelo profesional era librarse de su hija, una molestia a la que estaba obligada a alimentar y cuyos cuidados le impedían viajar. No lo dudó un instante y firmó los papeles para darla en adopción.
Habían pasado 6 años desde aquel acto cruel e inhumano, y tan sólo el primero de ellos fue de triunfo profesional, después volvieron los problemas. Lana se había acostumbrado a las fiestas y a la bebida y esto había causado que se redujeran las ofertas de trabajo.
Con la falta de trabajo disminuyeron los ingresos, con menores ingresos volvieron las penurias y la desesperación que Lana creía olvidada. Y su vida volvió a ser un desastre hasta que llegó una carta asombrosa y tentadora.
Carlo siempre había sido una buena persona, heredero de la fortuna más cuantiosa del país, había dedicado gran parte de su vida a gastarla en obras de caridad y en atención a los marginados sociales. Y en una de estas obras fue cuando conoció a Lana, cuando ella misma acudió al ayuntamiento a entregar a su hijita en adopción. Lana le había asombrado por sus cabellos rubios, sus ojos azules y su belleza espectacular, pero no podía comprender la frialdad inhumana al dar a su preciosa hijita en adopción. Nadie tiene derecho a abandonar a sus hijos para comenzar un trabajo, pensaba obsesivamente Carlo desde aquel día.
Pero Carlo también era un hombre muy mayor y con problemas cardiacos, sentía cercana la muerte y por eso envió esa carta tan extraña a Lana.
Cuando lana llegó a la mansión de Carlo fue recibida por el mayordomo que la condujo hasta un gran salón donde estaba sentado Carlo en una silla dorada agarrando la mano de una preciosa niñita.
-          Esta niña tan guapa es Rose. Ahora es mí protegida, pero antes fue tu hija. Es la niña que abandonaste y que yo recogí. Creo que me he portado bien haciendo el papel de padre, pero ella se merece tener una madre. Por eso te ofrezco este trato. Entre las joyas que heredé de mi madre está este medallón. Sacó del bolsillo un medallón metálico que parecía una baratija. Es el medallón del cambio temporal. Esta impresionante joya permite a dos personas cambiar de cuerpo durante 3 días, transcurrido ese tiempo vuelven a su cuerpo original, donde deben permanecer durante otros 3 días que es tiempo necesario para que el medallón se recargue y puedan volver a usarlo.
-          Te ofrezco que cambies de cuerpo conmigo cada tres días, de forma que estés con tu hija y la cuides como lo haría una madre que la amara de verdad. Tres días lo harás como madre y otros tres días, en mi cuerpo, como su padre. Pensarás que no te voy a pagar lo suficiente para aguantar 3 días en mi viejo cuerpo. Y aciertas. No te voy a pagar nada, te lo voy a dar todo. Este cuerpo mío está muy cercano a la muerte, según los médicos me quedan menos de dos meses de vida. Si aceptas el trato, tú y yo nos vamos a casar y luego te nombraré heredera universal de todos mis bienes terrenales. Después realizaremos el cambio. Tú estarás en mi cuerpo tres días y luego volverás al tuyo durante otros 3 días, transcurridos esos 3 días volverás al mío y así seguiremos hasta el día de la muerte de mi viejo cuerpo. Con la muerte termina todo.

-          Cuando ocurre una muerte no se puede volver a cambiar, el cuerpo en el que te encuentres será en el que te quedes lo para siempre. Si mi cuerpo muere estando tú alma dentro entonces serás tú la que morirás con él, yo me quedaré en tu cuerpo, tendré mi propia herencia, seré joven, guapa y cuidaré de Rose. Si yo muero en él cuerpo en que nací, entonces, mantendrás tu cuerpo, pero además serás increíblemente rica y jamás volverás a tener problemas monetarios y cuidarás de Rosa.
Lana estuvo un rato pensando, sopesó todas las posibilidades, miró la cara seria de su hijita y con una sonrisa respondió que aceptaba, que amaba a su hija y que entregarla en adopción fue lo peor que había hecho en su vida.
Dos días después se realizó la boda. La salud de Carlo era tan mala que el matrimonio se realizó en la mansión, no hubo banquete y tampoco invitados. El único asistente fue el notario que esa misma tarde redactaba el testamento de Carlo en el que nombraba como única heredera de todas sus propiedades a Lana.
En la noche de bodas se realizó el cambio de cuerpo por primera vez. Lana se encontró en la carcasa vieja y torpe de Carlo y sintió como el corazón de Carlo latía descompasado, estaba claro que pronto iba a fallar y que le quedaba poco tiempo de vida. Sin necesidad de volver a tocar el medallón a los 3 días volvió a su cuerpo. Fue un gran descanso liberarse de la artritis y los dolores de Carlo. Lana aprovechó esos días para estar con Rose. Nunca había sentido el amor de madre, pero estaba empezando a comprenderlo. Volvieron a cambiaron tres días después. Y continuaron cambiando y recambiando durante siete semanas. Cada vez que Lana volvía al cuerpo de Carlo lo encontraba más cansado y más torpe, los dolores en el pecho y las arritmias empezaban a ser dífilamente soportables. No quedaba mucho para el desenlace final y Lana lo sabía. El siguiente intercambio podría ser el último. Lana sospechaba que si volvía a cambiar de cuerpo con Carlo seguramente tendría una muerte dolorosa en ese cuerpo viejo y horroroso. Esperó inútilmente que Carlo no soportara más el dolor y y que muriera durante los 3 días anteriores al intercambio final. Pero no se produjo. Había llegado la hora de volver a ser Carlo. Lana notaba la vibración habitual del intercambio y asustada decidió llevar a cabo el plan que había ideado cuando aceptó el trato. Corrió hacia Rose, la agarró fuertemente del brazo y le puso el medallón en el cuello. Las vibraciones continuaron, aumentaron, de nuevo se le nubló la vista, sintió el vértigo habitual y cuando abrió los ojos vio a su propio cuerpo delante de ella. Aliviada giró la cabeza, miró a su derecha y allá estaba el cuerpo de Carlo. De nuevo había intercambiado de cuerpo, pero esta vez lo había hecho con Rose, había roto el trato y no podría disponer de la herencia de Carlo. Pero no importaba porque ahora tenía el cuerpo de la hija del matrimonio más rico del país y jamás le faltaría nada. Además, con la muerte de Carlo se terminaba el ciclo de cambios y ella sería Rose para siempre.
Carlo, que no había podido cambiar de cuerpo con Lana miró compasivamente al cuerpo de su esposa, ahora ocupado por Rose.
-  Ya te dije que jamás jugaría limpio. Es incapaz de asumir responsabilidades o de aceptar un trato. Por eso me negué a adoptarte y que fueras de forma legal mí hija. No importa, ahora eres mi esposa y cuando yo muera serás la dueña de todas mis propiedades.
A Lana en el cuerpo de Rosa se le abrió por completo la boca. Rose no era la hija legal de Carlo. ¿Entonces que era?
Rose en el cuerpo de Lana miró con furia a su antiguo cuerpo.
-  En cuanto muera Carlo te voy a devolver al hospicio, no quiero niñas egoístas y malcriadas en mi casa. Vas a saber de primera mano lo que es vivir sin madre y sin esperanzas. Carla observó aterrada a su antiguo cuerpo, mientras empezaba a rezar para que Carlo no muriera y que aguantara el tiempo suficiente para que se produjera un cambio más que la devolviera a su antiguo cuerpo.
Dos días después Carlo murió repentinamente. Y esa misma tarde, Rose devolvió a su antiguo cuerpo al hospicio.  Allí se encontró con niños tristes y solitarios, sin esperanzas y sin futuro, y allí fue donde escuchó a sus compañeros hablar de la inmensa suerte que había tenido Lana al ser declarada la heredera universal de Carlo.

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