No entendía como había pasado. Había estado espiando a Marta
durante meses. Sabía perfectamente cuando estaba conectada, desde dónde y con
qué equipo lo hacía. Incluso había conseguido instalar en su pc el troyano del
“cambio de cuerpo”
Siempre se había comentado que no existía ningún software capaz de dañar el hardware, yo lo había logrado hace años acelerando el ventilador del pc y forzando al procesador. Ahora tenía un nuevo reto, aprovechar las capacidades organoeléctricas de nuestro cerebro para hachearlo. Y no iba a utilizar un hardware al uso, iba a utilizar las capacidades de cálculo de mi propio cerebro para usarlo como un troyano que se introdujera en el cerebro de Marta, controlar su cuerpo y quedarme con su vida. Así que me dediqué a hacer ingeniería social hasta que logré que Marta instalara en su pc el servidor del troyano del “cambio de cuerpo”.
Siempre se había comentado que no existía ningún software capaz de dañar el hardware, yo lo había logrado hace años acelerando el ventilador del pc y forzando al procesador. Ahora tenía un nuevo reto, aprovechar las capacidades organoeléctricas de nuestro cerebro para hachearlo. Y no iba a utilizar un hardware al uso, iba a utilizar las capacidades de cálculo de mi propio cerebro para usarlo como un troyano que se introdujera en el cerebro de Marta, controlar su cuerpo y quedarme con su vida. Así que me dediqué a hacer ingeniería social hasta que logré que Marta instalara en su pc el servidor del troyano del “cambio de cuerpo”.
Me quedaba tan sólo conectar mi propio cerebro a la red y a
la hora en que Marta accediera a Internet, hackear su cerebro por medio de
señales lumínicas y sonoras. Y así lo hice.
Por mis investigaciones conocía que Marta conectaba con su
pc a Internet todos los sábados a las 5:30 PM. Y a esa hora estaba conecté yo también. Y cuando detecté que estaba activado el
servidor del troyano instalado en el PC de Marta activé mi conexión neural.
Por un segundo noté como mi consciencia se convertía en
datos, viajaba por la fibra óptica y rápidamente se asentaba en el hardware
neural de su nuevo unidad operativa.
Abrí los ojos y comprobé que había tenido éxito en invadir
un cuerpo a cientos de Kilómetros de distancia. Levanté mis nuevas manos y vi
que eran pequeñas y estaban manejando un ratón. Levanté la vista y contemplé horrorizado
que mi nuevo cuerpo, en el momento en que lo invadí, estaba jugando a vestir
princesas Disney con trajes de color rosa. Una terrible equivocación había
sucedido. No estaba en el cuerpo de Marta, estaba en el cuerpo de la sobrinita
de Marta.
La muy idiota había dejado que su sobrina usara su portátil para
jugar a estúpidos juegos online de niñas.
Inmediatamente intenté revertir los procesos y retornar a mi
cuerpo. Pero no conseguía recordar cómo hacerlo. Tenía el cerebro de una niña de
8 años y no importaba que hubiera tenido conocimientos informáticos de más de
20 años de experiencia. En mi nuevo cerebro de tan sólo 8 años no era capaz de
procesar y hacer funcional esos conocimientos.
Tan sólo me apetecía ponerle a mi muñeca esos zapatos tan
bonitos y pintarle los ojos. Cada vez me cuesta mas trabajo recordar quien soy,
debo darme prisa antes de que sea demasiado tarde-, Pero antes que nada debo
ponerle ese sombrero tan bonito a mi muñeca….
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Te ha pasado que quieres decir algo pero las palabras no son suficientes? Ahora puedes colocar imágenes o vídeos en comentarios, con los siguientes códigos:
[img]URL de la imagen[/img]
[video]URL del video[/video]