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viernes, 28 de agosto de 2020

Confesión de mis Motivos para hacer Captions

Mucha gente me ha preguntado porqué sigo haciendo captions, y me comentan que estoy perdiendo el tiempo porque mi blog tiene muy pocas visitas, es pequeñito y a los lectores no les gusta mi estilo.
Hasta ahora daba excusas, como que me divertía hacer captions, que escribía lo que me hubiera gustado leer o que haciéndolas practicaba para ser escritora algún día.
Pero debo confesar que todo es mentira. Porque la verdad es que cada vez me aburre más hacer captions. Tampoco es verdad que me dedique a escribir lo que me hubiera gustado leer y tampoco me interesa hacer captions pequeñitas porque lo que necesito es hacer cuentos largos si quiero aprender a ficcionar.

viernes, 21 de agosto de 2020

El Hombre que era todas las Mujeres (Historia en 2 captions)

Teodoro García siempre había sido un acomplejado. Creía que había nacido en el cuerpo equivocado. Odiaba su nombre y su sexo. Pensaba que debía haberse llamado Teodora pero el azar le impidió haber nacido mujer. Veía a las muchachas que paseaban por la puerta de su casa y gastaba horas enteras contemplando su caminar elegante, la manera en que movían las caderas y el agitar de sus pechos a cada paso.

lunes, 10 de agosto de 2020

Pero, Carmen no sabía nada



Carmen me miraba con odio, mientras enseñaba sus dientes en una sonrisa sádica.
Pero Carmen no sabía nada.
De alguna forma había conseguido adivinar quien era y lo que era.
Pero Carmen no sabía nada.

domingo, 2 de agosto de 2020

Peter y Frederika (Historia en 2 captions)



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Mi tía Frederika siempre había tenido fama de rara y excéntrica. A pesar de que era una mujer de extraordinaria belleza nunca tuvo marido, tampoco novio y no se le conocieron amantes.
Siempre fue solitaria, como si tuviera miedo de la gente y le asustara lo que pudieran pensar sus vecinos. Ni siquiera hablaba con la familia, parecía temernos a todos y solamente mostró un poquito de interés hacia mi persona cuando estaba a punto de morir. Supongo que lo hizo porque me veía tan pequeñita y vulnerable que se encariñó con la más jovencita del grupo.

domingo, 26 de julio de 2020

El Cuadro de la Escalera (Historia en 2 captions)

Otra cap por petición. Espero haber cumplido con una serie sobre el tiempo y el espacio como me habían pedido.


En la casa vieja de mis abuelos existía un ático polvoriento y semi abandonado. Durante años nadie se había atrevido a entrar en él. Y no porque estuviera en mal estado o fuera peligroso, sino porque para llegar había que hacerlo por la escalera de mármol negro. La escalera de mármol tampoco estaba en mal estado, pero en el rellano, estaba colgado el cuadro de una señora anciana y horripilante que daba la sensación de mirar con odio a quien pasaba a su lado. Parece un absurdo, pero entre la oscuridad de la escalera y la inquietud que provocaban los ojos malvados de la señora del retrato, habían conseguido que nadie subiera al ático olvidado.

viernes, 10 de julio de 2020

In articulo mortis (2ª Parte)

La retina humana es como una gran cebolla. Se compone de infinidad de capas y en todas ellas deberían haberse grabado las últimas imágenes que vieron los ojos de Carmen.

domingo, 5 de julio de 2020

In articulo mortis (1ª Parte)

Esta cap es un pequeño homenaje a la gran Karina. Espero que no le desagrade.

Cuando llegué, al lugar del crimen, el cerco policiaco dio un paso atrás y me hizo un pasillo humano hasta el cadáver. Normalmente soy la persona que avisan cuando la policía es incapaz de resolver un caso. Pensaba que, una vez más, se trataba de un trabajo rutinario, pero nada podía prepararme para lo que encontré.

lunes, 29 de junio de 2020

Las 3:33 de la mañana (1ª Parte de 2)


A ti también te ha pasado y aunque no quieres reconocerlo sabes que es verdad. Te has despertado a las 3:33 AM. Todos nos hemos despertado a esa hora demoníacacon el corazón palpitando de forma alocada. Porque 3:33 es la mitad de 666 el número del Apocalipsis, es el reverso de las 3:33 PM, la hora en que murió Jesús el Cristo, y son los dígitos que controlan nuestra vida. Porque a las 3:33 se difumina la frontera entre los vivos y los muertos, y también, entre los muertos y los vivos
Desde hace varias semanas despierto jadeando de miedo a las 3:33 de la mañana. Las luces de mi dormitorio continúan apagadas y aunque estoy aterrado no puedo mover mis brazos para prenderlas. No puedo ver nada, pero puedo escachar el respirar profundo e inquietante de alguien que me observa desde la penumbra. Quiero gritar, levantarme de la cama y huir. Pero no puedo, me quedo allí paralizado, escuchando como se acerca y sintiendo como acaricia mi pelo. Así me quedo durante horas hasta que la luz del amanecer deshace las sombras y puedo moverme y escapar de esa pesadilla.
El terror me impidió dormir durante varios días. Dejaba las lámparas encendidas y me sentaba en la cama esperando que llegara la hora de los muertos. Pero nada sucedía. La luz parecía ahuyentar las presencias terribles que me acosaban a las 3:33 de la mañana.

viernes, 26 de junio de 2020

Mandala

Esta es una cap por petición.
La persona que me la pidió me parece muy espiritual y reflexiva por eso he optado por un guión tan extraño.


Creí que me iba a reventar la cabeza cuando vi a Carmen besando a Vaneza. No podía ser cierto, no debía ser cierto. Quería correr hacia ella y romper la boca pecadora, quería matar a Carmen. Pero no podía, las quería demasiado para hacerles ningún mal. Me quedé sentado en el suelo con la cabeza entre las piernas y llorando como un perro apaleado.

miércoles, 17 de junio de 2020

Las Vecinas del Tercero (Historia en 2 captions)

1
Yo vi nacer a las cuatro hijas de mi vecina del tercero.
Ana, que así se llamaba la madre, me pidió que la acompañara. Era soltera y no quería sentirse sola en los mejores momentos de su vida. Así que estuve a su lado durante el parto de sus cuatro hijas.
Nunca quiso revelar quien era el padre, por eso no nunca se lo pregunté. Me limitaba a sentarme a su lado en el quirófano, a agarrarle la mano y a sonreír cada vez que una de las recién nacidas lloraba por primera vez. Después, Ana les pedía a los médicos que me permitieran sostenerlas entre mis brazos. Si para Ana eran los mejores momentos de su vida, tengo que reconocer que para mí también lo fueron. Sentía que esos instantes en que acunaba a esas criaturas tan pequeñitas era lo que daba sentido a mi existencia.