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Carlo nunca se había atrevido a confesar su travestismo.
Siendo un niño le pidió a sus padres que no le gustaba que
lo llamaran Carlo que quería que lo llamaran Carlota. Su padre se enfadó y le
dio un bofetón. Cuando llegó a la adolescencia se vestía a escondidas con la
ropa de su hermana mayor. Un día su padre lo descubrió y le dio un bofetón. Cuando
llegó al Instituto se trvestía en su habitación. Hasta que un día su padre lo
descubrió y le dio un bofetón.