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sábado, 1 de junio de 2019

Pesadilla tras Despertar (1ª PARTE de 2)



Soy de poco dormir. Nunca lo he hecho más de 4 ó 5 horas al día. Quizás por eso tengo la piel tan blanca como los muertos y sufro alucinaciones al despertar.
Hace dos días tuve un amanecer horroroso. Pasaban pocos minutos después de las tres de la mañana cuando desperté. Aún me dolía la cabeza porque la noche anterior había estado de fiesta. No quería despertar y tampoco quería levantarme. Simplemente me quedé acostada con los ojos cerrados, intentando reconciliar el sueño. Una brisa agradable entraba por la ventana semiabierta, la luz estaba apagada y no se escuchaba nada. Bueno, algo sí que oía. Era un sonido suave y repetitivo como el rozar de algo metálico sobre la madrera.  Encendí la luz y miré hacia la mesilla de la que procedían los ruidos.

Sentí como algo me apretaba la garganta y me quedaba sin aliento. De repente no podía respirar y noté como el corazón se aceleraba como si fuera a explotar. Porque allí, frente a mi estaba yo misma, sentada en una silla y garabateando algo en unos papeles de la mesa. Seguía sintiendo que me faltaba el aire, quería gritar y tampoco podía. Entonces, mi doble, dejó de escribir. Se levantó de la silla, se acercó y con una mueca de odio señaló los papeles sobre la mesa. Pareció maldecirme y se difuminó en el aire como si fuera humo. Desapareció la presión en mi cuello y pude volver a respirar, mis pulmones se llenaron de aire y me puse en pie, me acerqué a la mesa, cogí los papeles y leí lo que había escrito mi doble: “Tú no eres Carmen, devuélveme mi cuerpo maldita”
Era la primera vez que una alucinación me dejaba pruebas físicas de que había existido y yo, por supuesto, estaba aterrada.
No quería quedarme sin hacer nada, y en cuanto amaneció me subí al autobús y fui a casa de mi madre en Granada. Ella aún estaba dormida cuando llegué. Me abrió la puerta, me miró extrañada y me invitó a entrar.
Seguramente sospechaba lo que había pasado esa noche porque la veía más nerviosa de lo habitual. Nunca fumaba por la mañana y esta vez, a las 8 ya había encendido su primer cigarrillo. Me invitó a un café y ella se sirvió otro. Con la voz temblorosa preguntó: “¿Qué ocurre Carmencita? Cuéntame lo que ha pasado” Vi que le temblaban las manos y que apenas podía sostener la cucharilla sin derramar el café. Ella sabía la respuesta, y estaba deseando que le contara que había suspendido “derecho romano” o que había ardido mi casa, cualquier cosa era mejor que la realidad que tanto temía.
Esta vez no podía complacerla, así que le conté lo que había pasado y le hablé de la nota que había escrito la “otra Carmen”. Inclinó la cabeza para que no pudiera ver su rostro, pero supe que estaba llorando. Se levantó y me dijo que era mejor que me marchara, que sólo había sufrido una pesadilla y que no me preocupara por eso.
No podía dejar que esto terminara así. Me levanté, y por primera vez fui violenta con mi madre. Con una mano la agarré del brazo para que no se marchara y con la otra levanté su cabeza para obligarla a mirarme la cara. Tenía los ojos rojos por el llanto, suspiró, y me dijo que me sentara. Me senté y ella se dejó caer en el sofá. Con la voz entrecortada me contó: “Tú no te acuerdas, pero tenías una hermana gemela” Me quedé con la boca abierta al escuchar eso, pero lo que siguió era aún más sorprendente. “No creas que tuviste una hermana gemela que vivió solo unos días o unas pocas semanas. Tu hermana, que se llamaba Blanca, vivió más de 9 años. Erais igualitas la una a la otra. Ni siquiera yo podía distinguiros y además jugabais a haceros pasar la una por la otra. Tú decías que eras Blanca y ella decía que era Carmen, incluso os cambiabais de ropa para engañarnos.
Pero Blanca tenía un grave defecto físico. Había nacido con un corazón más pequeño y le costaba andar, siempre estaba cansada y eso hizo que se deprimiera. Hablaba de que sufría mucho y que deseaba morir.
Mañana se cumplen exactamente 10 años del día en el que tu hermanita se ahorcó en tu habitación”
Sabía que era verdad lo que contaba mi madre. Lo sabía por el dolor que me causaba escucharla. Pero: “¿Porqué yo no me acuerdo de eso, mamá?”
“Hija mía, tu sufriste más que nadie. Estabas muy unida a tu hermana. No parabas de llorar y repetías una y otra vez que era culpa tuya lo que había pasado. Papá y yo temimos que repitieras lo que hizo tu hermana, así que te sometimos a sesiones hipnóticas y te llevamos a los mejores psiquiatras para que olvidaras que habías tenido una hermana que se había suicidado.
Pero, cómo siempre he temido, tu hermana ha vuelto para reclamar lo que es suyo”

4 comentarios:

  1. Como siempre un genial primer capitulo por sierto me alegra que haya gustado mi historia dato curioso original mente eran dos historias con temáticas diferentes cuando estaba escribiendo el capitulo de mi pesadilla vuelta realidad tuve un desbloqueo mental al grado que borré todo lo avia escrito para escribir la historia comenzádo con la nota de Elena

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    Respuestas
    1. Que hayas rehecho lo que tenías escrito es un buen dato, significa que eres perfeccionista. Pero ten cuidado con lo que haces, a veces la primera opción es la mejor.

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  2. Buena trama de suspenso deja la mesa servida para un escenario bastante peculiar con un desenlace que estoy seguro no será lo que esperamos.
    Excelente trabajo Reina!! :D

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    Respuestas
    1. Quemé demasiada pólvora en esta primera parte de la cap. No sabía como seguir disparando para continuarla.
      Al menos me ha servido para aprender, res

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