1
Recuerdo que me gustaba pasear por el cementerio.
Cuando despertaba, miraba la Luna, me ponía en pie y algo me llamaba a caminar por el barro del viejo cementerio.
No sé cómo o porqué, pero sabía que allí la iba a encontrar.
Y allí la encontré.
Escuché sus pisadas por el cieno y esperé que llegara.
Cuando la vi parecía tan asustada como yo. Pero yo sabía que este era mi destino y que ese encuentro iba a cambiar mi vida para siempre.
¿Y Tú quién eres? Pregunté con la voz temblorosa.
“Soy Carmen Sanz” me dijo
“No” Le respondí “Carmen Sanz soy yo”
2
Esperando ese encuentro me había levantado de mi tumba. Agarré mi cuchillo y se le clavé una, dos, tres, cuatro veces.
No podían existir dos Carmen Sanz en el mundo de los vivos. Y si yo quería vivir, ella debía morir.
Le volví a clavar el cuchillo diez, veinte veces.
Cada vez que lo hundía en su carne viva sentía como la vida que se le escapaba pasaba a ser mía. Como se cubrían de carne mis huesos y como mi piel se estiraba y volvía a sentir. La sangre que brotaba de sus heridas pasó a correr por mis venas.
Incluso noté el dolor de las puñaladas que yo misma propinaba a Carmen Sanz.
Pero nada importaba.
En poco rato yo sería la única y verdadera Carmen.
Y yo misma enterraría en ese cementerio olvidado a la olvidada Carmen Sanz.
Como me gustan tus historias 👍
ResponderEliminar