La primera vez que lo vi me pareció el hombre más educado y caballeroso
que nunca había conocido. Me acarició el pelo y me besó en la boca. Sentí como
su lengua jugaba con la mía y un dolor intenso cuando la mordió hasta hacerla
sangrar. Delicadamente recogió en su mano las gotitas de sangre que corrían por
mis labios mientras decía:” Son rosas salvajes,
las más puras y las más bellas” Y después las bebió.
Debería haberme quejado, llorar por el daño, pero no dije
nada. Estaba encantada, maravillada por su salvaje delicadeza.
Esa noche no pude dormir. No podía olvidar a ese hombre
extraño y malvado, tan galán y tan atento.
La segunda vez que lo encontré me trajo una rosa roja. Me
dijo que la había recogido en el río para mí. Delicadamente abrió mi boca, colocó
la rosa entre mis dientes y me golpeó con una piedra en ellos. La sangre tiñó
de rojo mis labios y me dijo “Ahora tú sonrisa tiene
el mismo color que las flores más bellas, porque eres una rosa salvaje” Me sentí halagada, comprendía la belleza asesina de
su mente. No podía decirlo, pero me sentía atraída a ese hombre que amaba la
belleza despiadada.
Al día siguiente apareció caminando lentamente. Llevaba las
botas llenas de barro. Me dijo: “Quiero enseñarte
donde crecen las rosas salvajes y porqué son tan bellas como tú” me agarró de la mano y me susurró al oído: “Ven conmigo”
Tenía la mano fría como los muertos y sus dedos húmedos como
el fango del agua estancada.
Me llevó al río y me dijo que allí crecían las rosas
salvajes. Miré a mi alrededor, pero no pude verlas. “Todavía
no están, pero TÚ las va a hacer crecer, las regarás con tu sangre y serán tan
bellas y delicadas como la muerte”
De su bolsillo sacó una navaja de afeitar y con una mueca de
satisfacción cortó las venas de sus propios brazos.
La sangre caía sobre el agua, y cada gota se convertía en
una rosa roja salvaje que flotaba río abajo. “Para
ser bella debes sufrir” Me dijo.
Se puso de rodillas sobre el agua y se dejó mecer por la
corriente que lentamente lo fue alejando de mí.
“Toda belleza debe morir” pensé mientras me deleitaba mirando las rosas
salvajes que se marchitaban en el agua pútrida del río.
El mundo era extraño y giraba a mi alrededor, estaba
desorientada y sentí que perdía el equilibrio. De repente era yo la que flotaba
en el agua. Intenté abrir los ojos y no pude, pero noté como se calvaban las
espinas de una rosa en mi lengua cuando una mano femenina abría mi boca y la
colocaba entre mis dientes.
“Toda la belleza debe morir” dijo mi voz y entonces vi a mi propio cuerpo de pie
sobre mi cadáver. Iba vestida de blanco como si estuviera amortajada y empujó mi
cuerpo ensangrentado para que lo arrastrara la corriente y se hundiera en el
fango.
Mientras tanto me deleitaba contemplando a mí misma, a la
Vieja Carmen, alejándose del río como si fuera una rosa roja salvaje.
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Este post, evidentemente es un
homenaje a la canción mas terrible y original de los últimos años.
Nick Cave & The Bad Seeds
ft. Kylie Minogue - Where The Wild Roses Grow
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