Habían pasado más de dos meses desde que nos encerraron en
casa para evitar la pandemia.
Pero ese día mi hermano me anunció que había llegado la hora
de volver a clase. Lo vi llorar de felicidad cuando nos acercamos a la puerta.
Temblando se puso la máscara y me ayudó a que yo me pusiera la mía.
“No temas hermanita, a las niñas
guapas no les afecta al virus y tú eres la más guapa”, dijo mientras
colocaba el filtro azul en mi máscara. Luego colocó el rosa en la suya y dando
un fuerte suspiro abrió la puerta.
La calle estaba desierta. No había autos, tampoco había
gente paseando. Nuestros pasos retumbaban en la soledad como si fueran patadas
de gigantes. Hacía muchas semanas que no había visto el Sol, pero brillaba
mortecino y opacado como si se lo hubiera tragado el ambiente. Una extraña
neblina maloliente nos rodeaba. “Démonos prisa,
hermanita, esa nube es el virus flotando en el aire” Me agarró
fuertemente del brazo y tiró para obligarme a acelerar mis pasos.
Soy pequeña y mis piernas son chiquitas. No podía correr a
su ritmo y caí al suelo. Me faltaban las fuerzas para levantarme y mi hermano
tiró de mi para arrastrarme hasta un portón cercano. Sus dedos estaban sudorosos
y fríos y a través del cristal de su máscara pude ver que tenía los ojos
cuajados de sangre.
“Te dije que no te pasaría
nada, hermanita, a las niñas guapas no las ataca el virus. Pero yo soy un
hombre y me estoy muriendo” Dijo,
mientras desenroscaba el filtro azul de mi máscara, luego extrajo el rosa de la
suya y lo encajó en mi mascarilla. Inmediatamente sentí como me faltaba el
aire. Noté como se aletargaban mis brazos y mis piernas y como se aceleraba mi
corazón. Con prisas, mi hermano enroscó el filtro azul en su máscara y lo
escuché respirar fuertemente, aliviado, como si la vida volviera a su cuerpo.
Su piel se volvió más fina, más tersa y pude ver como sus ojos cambiaban de
color.
“Cada vez que respirabas en el
filtro se llenaba de tu fuerza vital. Y yo estoy respirándola. Mi cuerpo se
está llenando de la esencia de mi hermanita. Y esto me hace inmune a el virus”
Me faltaba el aire e intenté quitarme la máscara, pero con
sus nuevas manitas mi hermano sujetó mi máscara. “No
lo hagas o morirás, ahora eres un chico y a los hombres los mata este virus”
Riendo se arrancó la careta y me mostró su nueva cara. Era
idéntico a mí, era una niñita como yo había sido unos minutos atrás “Ahora eres mi hermano mayor, pero el virus te va a matar” dijo
mientras recogía mi bolsa de libros escolares. Se la colgó del hombro derecho y
me acarició el pelo. “Lo siento hermanita, pero solo
puede existir una Carmen y esa voy a ser yo. Cuidaré de papá y mamá y les diré
que mi hermano mayor murió para que pudiera vivir su querida hermana”
Dicho eso se alejó lentamente, como si disfrutara del paseo. Yo me quedé
tumbado en el suelo, notando como cada segundo que pasaba me costaba más
trabajo respirar y sintiendo como se acercaba la muerte. Lo último que escuché
fueron las carcajadas de mi hermanita mientras abría la puerta de la escuela.
Hola Carmen cuando tiempo espero que te encuentres bien me gusta la historia sí yo estuviera en su lugar también Aria lo mismo
ResponderEliminarGracis Oswaldo.
EliminarYo también haría lo mismo contigo, siempre aspiro a mejorar.
Me fascino, jejejeje eso te gustaría carmencita
ResponderEliminarTodo lo que te fascine me fascina a mi también, vane.
EliminarTendré que escribir caps que sean mas sexys y sobre todo mas sexuales con la esperanza de que te sigan fascinando.
GRACIAS VANE
Buena historia uwu
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