Me dijo: “Existe
una gran guerra entre el bien y el mal. La Tierra es el campo de batalla y los
humanos somos sus víctimas. VIGILA LAS SOMBRAS” Me agarró de la mano y tirando de ella me arrastró
hasta el sótano. Se paró frente a la puerta cerrada y me comentó que no debía
entrar, que tan sólo YO estaba capacitada para detener al espía de las
tinieblas que vive en nuestro edificio. “Al fondo de
la habitación, enclavada en la pared está la ventana al inframundo. Es el único
sitio donde puedes descubrir quién es el espía, porque tiene que cruzarlo para
volver al infierno del que procede”
No entendía por qué me habían
elegido a mí, pero lo habían hecho, y la responsabilidad era mía. Debía
descubrir al monstruo de otro mundo que había tomado forma humana y nos espiaba
para destruirnos.
Cuando entré a la habitación no me
atreví a encender la bombilla que colgaba del techo por temor a que me
descubriera. Debía vigilar a las sombras, pero para ello debía hacerlo en la
oscuridad, donde no pudiera verme. Me agaché y me escondí detrás del gran sofá.
Allí permanecí durante varios días, sin hacer ruido, sin moverme, casi sin respirar
mientras miraba fijamente a la gran ventana que aparecía tan oscura como las tinieblas
que escondía.
Lentamente transcurrió esa noche, y
el día siguiente y otra noche y otro día más.
Pero nada sucedía. El espía
infiltrado no usaba la ventana para acceder a su mundo, y tampoco entraba en el
edificio. Un mensaje en el celular me alertó de que ya estaba en la habitación,
pero no podía verlo, tampoco conseguía escucharlo. Estaba horrorizada, No me
había dado cuenta de nada, pero estaba sola e indefensa frente a ser horrible y
monstruoso y ni siquiera sabía dónde estaba.
Entonces un pensamiento cruzó mi
mente “Es
sombra y por eso no puedo verlo entre las sombras” Palpé en
la pared hasta que encontré el interruptor y encendí la bombilla. La habitación
se llenó de luz purificadora, aunque allí no había nadie. Pero la gran ventana
se había iluminado y reflejaba un gran chorro de luz “he fallado en mi misión, el
monstruo ha cruzado el portal” pensé. Y corrí hacia la gran ventana. Y allí pude
contemplarlo dentro del portal. Con la luz él también me había descubierto, y
me observaba con la misma mirada de terror que yo tenía en ese momento. Era un
ser horroroso, deforme y contrahecho, pero en lugar de asco o repulsión me daba
pena. Temía que lo pudiera dañar, que lo apresase o lo matase. Ese demonio estaba
aterrado, quería tranquilizarlo y alargué mi mano para tocarlo. Debimos pensar
lo mismo porque él también alargó la suya. Nuestros dedos se acercaron hasta
que pude tocar los suyos. Su tacto era frío como la muerte y liso como la
piedra mejor pulida. No podía dejar de dejar de mirar su cara de asombro. La
misma que tenía yo cuando comencé a mover mi mano por la superficie.
Entonces lo comprendí todo.
No era una ventana, era un maldito
espejo y ese ser monstruoso era yo misma reflejada en el cristal. Yo era la
infiltrada que había robado un cuerpo humano para espiar a los humanos.
Por eso era la única que podía
encontrarlo, por eso me habían encerrado en las tinieblas de la habitación, por
eso la luz había revelado mi auténtico ser.
La puerta de la habitación se volvió
a abrir y entraron los malvados seres de luz para apresarme.
Me atarían y me llevarían presa para
torturarme. Ya no volvería a ser una criatura de las sombras.
Entonces volví a comprender. No por pertenecer
al bando de la luz son seres buenos y benignos. Nosotros los nacidos entre las
sombras somo los beneficiosos y los que ayudan a los humanos.
Me arrastraban fuera de la
habitación cuando noté que me sangraban los ojos con la luz del amanecer.
Me gusta la historia solo que en esta ocasión fue algo obvio quien era el espía pero todo bien
ResponderEliminarGracias por la opinión Oswaldo por la crítica sincera, es la que más agradezco.
EliminarPero en este cap no intentaba crear un misterio sobre quién es el espía. Estoy de acuerdo contigo en que era un misterio muy poco misterioso.
Mi idea era intentar mostrar lo difícil que es juzgar a la gente. Y que la mayoría de las veces nos creemos mejores que los demás sin serlo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs difícil distinguir a los malos de los buenos, sobre todo en Buna guerra, porque para ganarla deben hacerse cosas malas
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