Habían pasado dos meses desde que Carmen, mi esposa, comenzó
a participar en un grupo de Facebook de rol de cambio de cuerpo. A mí me
parecía un entretenimiento absurdo, pero a Carmen le gustaba y pasaba horas y
horas jugando a que intercambiaba cuerpo con un contacto. Cuando terminaba la
sesión, me contaba lo idiotas que eran los roleros que siempre querían cambiar
de cuerpo con una mujer para ponerse las ropas más incomodas y masturbarse en
la cocina.
Ella se carcajeaba, se acostaba en la cama a mi lado,
follábamos y se dormía sonriendo.
Pero esa noche todo fue diferente. Carmen regresó del juego
de rol mucho más temprano de lo normal porque había sucedido algo extraño.
Cuando volvió no lo hizo carcajeándose de los idiotas del chat, ni sonriendo,
estaba muy seria y con los ojos bajos y preocupados. Me dijo que la sesión de
rol de esa noche había sido muy extraña.
Había contactado con un tipo que decía llamarse Juan y que le pidió
permiso para cambiar de cuerpo con ella. Ella pensó que era un buen inicio para
el juego y se lo dio de inmediato sin imaginar lo que iba a pasar. Espero
durante media hora para que Juan comenzara el juego, pero este no lo hizo. Aburrida
le preguntó por el retraso. Y este le respondió que había conseguido lo que
quería, que aceptaba el intercambio de cuerpos y que este se produciría esa
misma noche. Carmen se quedó extrañada, porque justo en el momento en que leía
la palabra “ACEPTO EL INTERCAMBIO” notó
un extraño escalofrío y sintió cómo se estremecía su corazón y se le aceleraba
el pulso. Algo había pasado, aunque ella no sabía que había sido.
Esa noche no me permitió que la follara. Me dijo que estaba
muy cansada y se durmió de inmediato.
Yo no pude dormir. Todo era muy raro. Carmen se había
dormido con el cuerpo en una extraña postura y la escuchaba respirar de forma
pesada, con la boca abierta, como si sus pulmones estuvieran repletos de humo y
no hubiera sitio para el aire. Yo la miraba asustado, nunca la había visto en
ese estado.
Y de repente, a las 3 y media de la madrugada abrió los ojos
por completo, y con el cuerpo paralizado, movió su mano y agarró la mía. Y con
una voz gutural, infernal, como si hablara desde el mismísimo infierno gritó: “Carlos, despiértame ahora
mismo, o nunca volveré a estar viva” En
ese momento me quedé paralizado por el miedo, no sabía qué hacer. Pero agité el
cuerpo de Carmen de arriba abajo, le moví la cabeza e incluso la abofeteé. Y en
ese momento se relajó y me sonrió. Esta vez me agarró la cabeza con sus dos
manitas y me besó profundamente. Sentí su lengua en mi boca más caliente y
juguetona que nunca y noté como rápidamente abría la cremallera de mis
pantalones.
Quería resistirme, pero no pude. Nunca había sentido tanta
ferocidad sexual en Carmen y me dejé llevar. Durante dos horas follamos como
bestias salvajes. Ella se movía con una energía inagotable y como si llevara
años esperando ese momento.
Nada quedaba de la Carmen tranquila y recatada, era una
nueva Carmen sin límites e insaciable.
No recuerdo cuando me dormí y como lo hice. Estaba a los
límites de la resistencia humana y quizás dormí durante horas. Lo que si
recuerdo es que cuando desperté Carmen se había ido. Desesperado la busqué por
toda mi casa, quería volver a follarla, pero no la encontré. Sólo había una
nota escrita a mano en la que decía: “Gracias por la
ayuda para quedarme con el cuerpo de Carmen. Después de esta noche de sexo su
cuerpo es mío para siempre. No me busques porque no me vas a encontrar.
Necesito iniciar una nueva vida y lo voy a hacer lejos de ti”
Fue la última vez que supe de Carmen. Aún la sigo buscando,
aunque sin esperanzas. Pero todas las noches cuando duermo la veo en mis
pesadillas. Me mira con rabia y me dice que yo la he condenado a una eternidad
en el infierno y que tarde o temprano lo voy a pagar.
Buena historia por lo menos tubo una despedida apasionada yo en lo personal no me gusta jugar juegos de Rol pero con tigo aria una excepción dime ¿ Quieres jugar ?😈😈😈😈
ResponderEliminarSería maravilloso ser alguien parecido a ti. Por supuesto que acepto.
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