Esta historia está creada para cumplir una apuesta con Federico Martínez Los dos deberíamos hacer una historia sobre el taxi Mágico en que se rapatara a la hija para matirizar a la madre.
Podeis ver el trabajo de Federico pulsando aquí
1
Ahora tenía que volver a aprender a caminar.
- A ver, primero una pierna, me apoyo en ella y muevo la otra para adelante.
No es fácil aprender a andar cuando llevas más de 40 años paralítico. Hacía más de 4 décadas desde que mi hermana estrelló mi auto contra un taxi mientras me llevaba de copiloto. Sorprendentemente a ella no le pasó nada, pero a mí me amputaron las dos piernas.
Era mi hermana y la hubiera perdonado, pero ese día estaba borracha y me subió al coche a la fuerza, yo era un niño y no pude resistirme.
Mi vida se convirtió en un infierno desde entonces. Vivía en un segundo piso sin ascensor y casi no podía salir de casa. Prácticamente no tenía relaciones sociales porque ninguna chica quería conocer a un paralítico. Y sólo me atrevía bajar la escalera de casa, agarrándome a la barandilla y arrastrando la silla de ruedas, para subir un taxi que me llevara a mi trabajo como vendedor de periódicos en un quiosco al otro lado de la ciudad.
Pero el lunes de la semana pasada todo cambió. Me había cansado más que nunca bajando las escaleras y la silla de había destrozado porque se me había escapado y había rodado por las escaleras Me sentía incapaz de arreglarla e incapaz también de subir las escaleras para volver a mi piso, me senté en el último peldaño de las escaleras y empecé a llorar desconsolado.
2
Desesperado le pedía a Dios que me matara y que terminara con mi sufrimiento. Pero, aunque no me había dado cuenta, algo había cambiado. Un taxi al que yo no había llamado paró ante la puerta de mi edificio, bajó el conductor y me dijo que no me preocupara, que él iba a ayudarme a subir al taxi, que me llevaría al Quiosco y que me repararía la silla de ruedas. Le miré a la cara esperando ver a un ángel enviado por Dios, pero no lo parecía, era un tipo gordo y calvo con la camisa mojada por el sudor y apestando a las albóndigas con cebolla que acababa de comerse. No me importó, no recuerdo haber estado más agradecido a nadie
Como prometió, me ayudó a subir al taxi, e inició el camino al quiosco, pero por alguna extraña razón iba mucho más lento que el resto de vehículos, como si quisiera que el viaje durara mucho más de lo normal. Por fin llegamos al destino y le pedí ayuda para salir del coche mientras le daba la propina más generosa que nunca había entregado. Me dijo que no iba a hacer falta que bajara y que deseaba que tuviera un buen día mientras recogía mi dinero.
De repente el mundo giró, me sentí desorientado y por unos segundos se me oscureció la visión. Cuando la recuperé me encontré en el cuerpo del conductor. No entendía lo que había pasado, pero miré a mi antiguo cuerpo que había salido del taxi y torpemente sacaba la silla de ruedas del maletero del auto. Entonces me dijo: “Considera esto como el mayor favor de tu vida, yo era el conductor del taxi con el que se estrelló tu hermana cuando te quedaste paralítico. Ahora estamos en paz”
3
Al principio no creí que se tratara de un favor. El cuerpo del taxista, aunque careciera de discapacidades era casi tan repulsivo como el mío. No entendía a que estaba jugando el destino conmigo. Jamás había tenido carnet de conducir y ahora estaba manejando un taxi sin saber el motivo. Pero intuía que debía continuar haciéndolo porque de ello dependía mi destino.
El trabajo de conductor de taxi es agobiante. Las horas se hacían inacabables y agotadoras. Pero terminé la jornada y marché a una casucha que aparecía como residencia en el carnet de taxista. Allí encontré el diario y supe que el taxi era mágico y transmitía a su conductor el poder de cambiar de cuerpo con la persona elegida siempre que el viaje duraba un tiempo determinado y que en el momento de pagar se le deseara al pasajero que tuviera un buen día.
Eran unas noticias extraordinarias. Ahora entendía el regalo del anterior taxista. Ahora tenía el poder de ser la persona que deseara entre las muchas que se sientan en el taxi mágico. Podría ser un millonario, o un político de fama o la hija de ese político o la modelo más cotizada de las pasarelas mundiales si conseguían que se subieran a mi taxi. Pero ninguna de esas opciones me interesaba.
Desde el mismo instante en que terminé de leer el diario ya sabía con quién cambiar de cuerpo.
4
Durante días esperé delante de la casa de Laura. A veces no servía de nada, porque ella salía a hacer footing por las cercanías o compraba en las tiendas del barrio. Durante días la esperé tranquilamente, hasta que, la vi salir y hacer un gesto para detener un taxi y allí estaba yo. Subió a mi coche y me pidió que la llevara a la facultad de medicina donde ella estudiaba. Era una distancia corta y tardaría menos tiempo en recorrerla que el necesario para activar la magia del taxi. Así que decidí alargarla comentando que había obras y el camino más corto estaba cortado. Cuando llegamos, ella me dio un billete de 20 € para pagar el viaje, y yo le dije:
- “Qué tenga un buen día señorita Laura, yo le daré saludos a tu madre, a mi hermana… y quédate el cambio” Ella me miró con ojos asustados, pero fue solo un segundo, porque inmediatamente estaba sentada al volante del taxi y dentro del apestoso cuerpo de su conductor.
Yo salí del taxi en el cuerpo de Laura, en el bello cuerpo de mi sobrina.
Con la intención de atormentar a mi hermana, ahora mi madre, la borracha culpable de que me cortaran las piernas y la vieja que por culpa del alcohol ya no puede caminar y a la que yo debo ayudar a subirse en una silla de ruedas.
Si tu historia tuviera parte 2 tendria oportunidad contra la otra historia
ResponderEliminarDificil encontrarle continuación. Además ahora estoy trabajando con él en una video-cap. Espero que os guste
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