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domingo, 25 de agosto de 2019

La Nueva Cenicienta

Yo soy la nueva Cenicienta y tengo que aclarar que la historia no es como la han contado.
Es cierto lo del hada madrina y lo del Gran Baile y la magia que desaparecía a las 12 de la noche. Y que la antigua Cenicienta tuvo que irse corriendo cuando llegó medianoche. También es verdad que durante la carrera perdió un zapatito. Es cierto que el príncipe lo recogió, y aquí es donde comienza la leyenda. El zapatito no era de cristal y tampoco era ridículamente pequeño.  Tan sólo era un zapato normal pero que guardaba la magia de la cenicienta, su personalidad y su cuerpo.
El príncipe pensó que ese zapato era grande y encajaría en el pie de casi todas las chicas del reino. Así que debía buscar otro medio para encontrar a su princesa desaparecida. Reunió a todos los sabios y magos del Reino y les pidió ayuda. Estos le dijeron que sólo una chica muy especial podría llevar unos zapatos tan especiales como esos al Gran Baile, y que la doncella que eligiera esos zapatitos entre muchos sería la princesa perdida.
Así que, el príncipe, revolvió el zapatito encantado con otros muchos pares de zapatillas y fue de casa en casa pidiendo a todas las doncellas del país que eligieran entre ellos.  De esta forma, la muchacha que eligiera la zapatilla perdida tendría que ser la princesa encantada.  Durante muchas semanas, el príncipe  fue de puerta en puerta pidiendo a todas las damas del reino que eligieran un par. Pero ninguna escogió el zapatito encantado que había perdido Cenicienta.
Hasta que llegó a mi casa. Llamó a la puerta y yo mismo le abrí, me preguntó si en mi casa vivía alguna doncella o tan sólo vivía un viejo verde como yo. Le dije que en mi casa vivía mi sobrina pero que no podía salir porque estaba limpiando la ceniza de la chimenea. Me pidió que le enseñara Cenicienta la colección de zapatos para comprobar si era capaz de elegir el zapatito mágico. En cuanto vi todos los modelos reconocí los zapatitos que había regalado a mi sobrina y que ella había calzado el Día del Gran Baile. Me acordé que los había vestido para ir a la fiesta y que había vuelto descalza porque había perdido una zapatilla.
Cuando me los entregó cerré la puerta de la chimenea donde Cenicienta estaba limpiando la carbonilla, para que no pudiera salir y molestarme, me encerré en su habitación y allí me probé el par que había sido de mi sobrina. La habitación pareció girar, sonaron campanas y un gran resplandor mágico que salía de los zapatitos hizo que me transformara en la más bella princesa del Reino. Me había convertido en una copia más bella de mi sobrina, en la nueva Cenicienta. El príncipe entró a mi habitación sonriendo y me besó en la boca mientras decía que por fin me había encontrado, que se iba a casar conmigo y que íbamos a ser felices y a comer perdices.
Ya nos marchábamos cuándo sonó el teléfono, lo descolgué y era mi sobrina diciendo que el cuento no debía terminar así, que ella debía ser la que se pusiera el zapatito y se convirtiera en Princesa. Que por favor me quitara la zapatilla y se lo devolviera.
No lo pensé dos veces, colgué el teléfono y me fui del brazo del Príncipe a mi nueva vida como la princesa más guapa del reino.

1 comentario:

  1. Esto es una mezcla de buena suerte y mala si yo fuera el príncipe me casaría con la copia y la original de seguro sería muy interesante ja ja 👿

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