1
La idea era tan simple que parecía imposible que nunca se hubiera llevado a cabo.
Todas las células epiteliales del cuerpo humano se renuevan por completo cada 28 días. Parecía fácil utilizar virus portadores de ADN humano para inyectarlo en las nuevas células y conseguir el color de piel deseado y que siempre estuviera joven y tersa
El éxito fue maravilloso, a mis 62 años tenía una piel que aparentaba 18.
Pero ese éxito me causó aún más frustración porque mi aspecto físico continuaba siendo horroroso. Así que decidí actuar en el ADN de mis huesos para cambiar su estructura. Recuerdo que durante meses busqué muestras óseas de las mujeres más bellas del Planeta. Hasta que conseguí restos de una operación nasal de Carmen Sanz. Inmediatamente las inyecté en los virus portadores aplicando un programa de aceleración dirigida y así conseguí un físico idéntico al de Carmen Sanz cuando tenía 17 años. Piel joven sobre huesos sanos y fuertes.
Pero aún era insuficiente. Mi aspecto exterior era el que deseaba, pero internamente seguía siendo un viejo decrépito y débil. Así que continué las inyecciones de ADN en riñones, hígado, en cada uno de los músculos y en todos los órganos vitales de mi cuerpo.
De nuevo me acompañó el éxito y conseguí la energía física que anhelaba en un cuerpo joven, sano y fuerte. Pero las inyecciones se habían convertido en un tormento. Todos los días tenía que administrarme nuevas dosis en distintas partes de mi anatomía. El dolor que me causaban esas inyecciones era tremendo y sin darme cuenta me había convertido en un yonqui de la biotecnología vírica. No podía soportarlo y decidí tomar medidas drásticas.
De nuevo me inyecté ADN humano alterado, pero esta vez lo había modificado para que conservara las características más deseables y los virus se modificaran a sí mismos para mejorar mi propio ADN.
Los resultados fueron inmejorables, cada día aumentaba mi belleza, mi inteligencia y mi fuerza.
Pronto me di cuenta que estaba camino de transformarme en una diosa Y ESA FUE MI PERDICIÓN.
2
Porque me convertí en un ser eterno que sobrevive a todos los que ama y a todo lo que conoce. Todo era efímero menos yo.
Recuerdo haber escrito La Ilíada y La Odisea y recuerdo haber olvidado que la había escrito. Cuando eres eterno tienes que escribir al menos una vez la Ilíada y la Odisea y anotar todos los comentarios que se han hecho sobre esa obra. Recuerdo haberla quemado en la gran pira de Bizancio. Recuerdo haber sido Homero y recuerdo no haber sido Homero, porque he tenido tiempo para estar en todas partes y de haber sido todas las personas.
Pero al mismo tiempo me faltaba tiempo para estar en todas partes y para no estar.
Me abrumaba lo que había hecho y lo que no había hecho. Me parecía terrible que el tiempo hubiera dejado de importarme, pero la realidad era aún peor, el tiempo había dejado de existir para mí. Recuerdo haber cabalgado con los otomanos que atacaron Viena y recuerdo haber sido al mismo tiempo el caballero y el caballo. Podía relatar lo que había hecho todos los segundos de cualquier día 200 años atrás, pero recordarlo y contar lo que hice ese día requería otro día entero y luego debería recordar el día que había recordado lo que había sucedido 200 años y un día atrás. No podía pasear por la calle sin reconocer los amores y las infidelidades de todas las personas, porque yo era todas esas personas y todas esas personas eran yo.
Lo sabía todo. Y eso era igual que no saber nada. Nada me servía, nada era útil y por tanto yo mismo era inútil. Tampoco podía pensar, porque pensar era falsificar los recuerdos, y yo era tan sólo recuerdos y no podía negar mi existencia durante incontables milenios.
Así que decidí quedarme quieto y no hacer nada. Ahora que todo lo he hecho y que todo lo sé es cuando soy la persona que no sabe nada y que nada hace porque sólo podría repetirme.
Resignado me senté esperando que el tiempo pasara y me llevara a la muerte. Pero el tiempo no pasaba para mí y jamás me llegaría la muerte.
Recuerdo haber olvidado que yo era quien recordaba. Y ahora, entre las nieblas del olvido de mí mismo, recuerdo que una vez escribí una caption sobre un pobre desgraciado que alteró sus genes humanos para convertirse en un Diosa y que ahora va a publicarla en el blog de Carmen Sanz
Me sigue gustando tú manera de escribir yo no podría hacerlo tan bien
ResponderEliminarPues claro que puedes.
EliminarEsta es mi forma de escribir y mi estilo.
El tuyo es otro.
No existe un estilo mejor que otro. Solo distintas formas personales de contar una historia.
Lo que si se puede medir es el numero de lectores de cada relato, y en eso me aventajas con mucho.
De nuevo, muchas gracias por comentar Oswaldo.
Increible, me gusto el relato; la ambición llevo a la perdición de tener un cuerpo joven. Muy buena historia carmen
ResponderEliminarMuchas gracias Natasha.
EliminarCuando escribo este tipo de historias sé que a la mayoría de los lectores de captions no les va a gustar. Son demasiado profundas, las frases son largas y hay que meditar un poquito.
Pero a mi me satisface mucho escribirlas porque hago lo que me gusta.
Y cuando aparece alguien a quien le gusta lo que a mi me gusta me siento muy satisfecha.
Muchas gracias Natasha, me hace feliz saber que te ha gustado.
Me gusta tun relatos por lo mismo porque te dedicas a profundizar y crear una atmosfera muy interesante de tus personajes.
EliminarGracias Vane.
ResponderEliminarA mi lo que me gusta es saludarte y tenerte por amiga.
Yo lo único que hago es escribir las historias que me gustaría leer en otras caps.
Mi estilo normalmente no gusta a los lectores habituales de caps pero no importa porque yo acabo satiisfecha después de terminarlas.
UN BESO GRADE VANE