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Aún no lo puedo creer, aquellas fueron las horas que
cambiaron mi vida para siempre.
Soy uno de los mejores jugadores de póker que he conocido,
sé contar cartas, calculo perfectamente el riesgo y casi siempre gano. Nadie
quiere apostar contra mí porque saben que va a perder.
Pero esa noche se sentó en mi mesa una de las chicas mas
bellas que nunca había visto. Inmediatamente la reconocí, era Carmen, la hija
mimada del hombre mas rico de la ciudad. Me dijo que había perdido 6000 euros y
necesitaba recuperarlos. O su padre la castigaría. Puso sobre el tapete otros
6000 euros que había sacado de la cuenta bancaria de su padre y me dijo que se
lo jugaba a todo o nada. Si yo ganaba me quedaba con sus 6000 euros y si ella
lo hacía yo le pagaba el dinero que necesitaba.