No sabía cómo había llegado y porqué estaba paseando junto a
la estación, pero allí estaba cuando la vi sentada en la vía del tren. Era muy
joven y muy guapa, aunque parecía triste y sola. Entonces escuché el atronador
sonido del tren acercándose. Todo el mundo se apartaba, y ella seguía sentada
en la vía. No podía creer que no lo escuchara, pero el tren cada vez estaba más
cerca y ella seguí sentada en la vía, sin moverse. Grité que se quitara de
allí, que el tren iba a atropellarla. Pero ella seguía sin moverse, me miró y
sonrió.