Cuando Carmen apareció entre la oscuridad y me apuntó con la
“Costume Gun” supe que había vencido. Carmen iba a dispararme, a derretir mis
huesos, a licuar mi carme y luego vestiría mi piel para robarme el cuerpo, mi
vida y mi maravilloso trabajo.
A Carlos no le había costado trabajo acostumbrarse a su
nuevo cuerpo. Allí estaba apretándome contra la pared del baño mientras me
besaba de forma salvaje con la boca, los labios y la lengua de Clara.. Notaba
como sus manos corrían sobre mis piernas y mi culo con una maestría que nunca
tuvo Clara.