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sábado, 5 de agosto de 2017

Érase Una Vez

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Érase una vez, en un reino muy muy lejano…

Existía una reina mala y vieja que tenía la cara llena de verrugas, la espalda torcida y era tan fea que ninguno de sus súbditos era capaz de mirarla más de 10 minutos sin marearse. Pero la reina era muy envidiosa y quería ser la más guapa del reino. Por eso convocó a los magos y a las brujas más poderosas del Reino y les dijo: “Debéis encontrar alguna forma de convertirme en la mujer más guapa u os cortaré la cabeza a todos”
Los magos y las brujas estuvieron reunidos durante semanas intentando encontrar un hechizo, o un encantamiento que convirtiera a la reina vieja y fea en joven y bella. Y por fin encontraron la solución. Utilizaron todos sus poderes para encantar un espejo y se lo entregaron a la reina. “Este espejo es mágico, es capaz de robar la belleza de una persona y cambiarlas por la fealdad de otra” Uno de los magos hizo un gesto y los soldados de la Guardia Real llevaron encadenada a Cenicienta. “Como veis, majestad, Cenicienta tiene los ojos más bellos del reino, solo tienes que pensar en ellos, hacer que Cenicienta se refleje en el espejo y decir la palabra “CAMBIO”. La reina mala agarró por el cuello a Cenicienta la obligó a mirarse en el espejo y dijo “CAMBIO” Inmediatamente se le aclaró la vista, podía ver cosas que hacía muchos años que no podía observar porque tenía en su cara los preciosos ojos de Cenicienta. Mientras tanto, los soldados se llevaban a rastras a Cenicienta que estaba llorando porque había perdido sus preciosos ojos azules.
La Reina estaba muy contenta. El espejo funcionaba muy bien. Ahora sólo debía robar las partes más preciosas de los cuerpos más bellos para ser la mujer más guapa del Reino. Al día siguiente, los soldados encadenaron a Bestia y llevaron a Bella delante de la reina.
“Tienes un cuerpo joven, sano y lindísimo, quiero cambiar el mío por el tuyo” Obligó a Bella a mirarse en el espejo y dijo “CAMBIO”. La reina inmediatamente sintió como le volvía la juventud y la fuerza. “Soy bella” dijo la reina, mientras los soldados se llevaban a rastras a Bella que ahora era tan fea como Bestia.
Días después los soldados llevaron a Rapunzel y la Reina le obligó a cambiar su cabellera rubia por la suya cortita y canosa. Una semana después cambió la nariz con Mulán. Dos semanas después cambió su piel arrugada y oscura por la lisa y blanquita de Blancanieves. La boca de Jasmine por la suya. También consiguió los pechos de Ariel y la boca de Mérida.
La reina se había convertido en la mujer más guapa del reino. Nadie se le podía comparar y todo el mundo la admiraba.
Pero no estaba contenta. “¿De qué sirve ser la más guapa si sólo vivo en los cuentos, si los seres humanos no creen que pueda existir? Deseo ser algo más que una fantasía, no quiero ser un personaje de cuento, quiero ser la que escriba los cuentos que lean los seres humanos. Deseo ser más humana que los mismos humanos. Cuando sea humana, todos ellos me adorarán y me nombrarán la más bella y me nombrarán la Reina de los Humanos” De nuevo llamó a los magos y a las brujas del Reino y les pidió que hallaran la forma para que pudiera entrar al mundo de los seres humanos.
La Gran Sacerdotisa del aquelarre de las brujas le respondió: “Ya puedes hacerlo, mi señora, Tienes el espejo mágico que cambia de cuerpos. Sólo tienes que desear estar en el sitio que está el humano y cambiarás de posición con él. Tú estarás en el mundo de los humanos y serás real y él entrará en nuestro reino y sólo será una fantasía”
“¿Y cómo hago eso?” Preguntó la reina.
“Muy fácil, los libros son los espejos mágicos de los humanos para entrar a nuestro reino. Cuando abren uno y lo leen, pueden ver nuestros campos, nuestros ríos y nuestros castillos y en su fantasía se convierten en princesas, en magos o en caballeros encantados. Ese es el momento en que puedes decir la palabra “CAMBIO” y ellos quedarán presos de su imaginación y se transformarán en personajes de cuento y tú podrás dominar ser más real que ninguno de ellos.”
Por semanas la reina esperó que algún humano leyera el libro de cuentos donde había escondido el espejo mágico. Hasta que una noche el guardián de la biblioteca cogió el libro de una estantería. Se sentó en el suelo y comenzó a leerlo. Cada vez estaba más entusiasmado con lo que leía. Se imaginaba que estaba visitando la tierra de “Érase una vez” que conocía a gigantes, a unicornios y a los siete enanitos. Todos estaban tristes porque las princesas de los cuentos le habían robado su belleza. Mientras tanto la malvada reina esperaba el momento para decir la palabra “CAMBIO” y poder entrar al mundo de los vivos. Pero el librero no terminaba de sentirse feliz en el mundo de los libros. Todo era triste, no estaba a gusto, no se sentía tan bien como otras veces. Todo había cambiado, todo era peor. No podía permitir que esto siguiera así, debía recuperar la alegría del reino. Debía cambiarlo todo. Y el librero dijo: “Todo es muy triste, no hay alegría, todo debe CAMBIAR”
Todos los espejos tienen dos caras y el librero había dicho la palabra mágica “CAMBIAR” delante del espejo, en ese momento notó como su cuerpo se transformaba, toda la belleza que la reina mala había robado de Cenicienta, Bella, Rapunzel, Mulán, Blancanieves, Jasmine, Ariel y Mérida se escapó del control de la reina, cruzó el espejo y llenó el cuerpo del librero.
El bibliotecario sintió asombrado como su cuerpo se transformaba en el de la joven más guapa del país. En unos segundos la magia del espejo y el poder de los libros habían convertido sus sueño y fantasías en realidad.
Mientras tanto la reina estaba asustada. Todo había ido mal, había perdido la belleza que robó con el espejo. Pero no importaba, volvería a robar y volvería a ser joven y la más guapa.
El bibliotecario se había convertido en una mujer preciosa, en una muchacha joven y, lo más importante, se había convertido en la princesa de “Érase una Vez” y debía hacer felices a los súbditos de su nuevo reino. Y el reino no iba a ser feliz con una reina tan mala y cruel, ella debía derrocarla y convertirse en la reina de “Érase una Vez”.
Lo pensó detenidamente, cogió una piedra y rompió el espejo. La antigua reina estaba tan apegada al espejo que su alma se rompió con el cristal. Y una reina sin alma no puede ser reina, así que coronaron a la princesa como la nueva reina de “Érase Una Vez”.
Jamás había llegado tan alto un librero y jamás hubo una reina que fuera que fuera tan guapa, tan buena y tan querida por sus súbditos.
Y todo el reino fue feliz porque uando el espejo se hizo añicos, Cenicienta recuperó sus ojos azules, Bella su figura, Rapunzel su pelo, Mulán su nariz, Blanca nieves su piel clara, Jasmine su preciosa naricita, Ariel sus pechos y Mérida su sonrisa.

Y Colorín Colorado este cuento se ha acabado.



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